Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
PEDAGOGÍA - Los límites de la educación
¿QUE ES LO QUE ESTA EN CRISIS?
Si aplicándose a la labor —y no se le pide una aplicación excesiva—, si enlazando su tarea, en
mínima cooperación, a la tarea de su grupo puede el hombre obtener todo lo que hoy la vida le
ofrece, ¿de dónde le viene ese divino descontento que le hace sentirse insatisfecho en medio del
bienestar que le rodea? A esta pregunta se ha contestado ya. La civilización moderna se encuentra
en una postura difícil porque no está hecha a nuestra medida. Ha sido elaborada sin tener en
cuenta nuestra verdadera naturaleza. Aunque ha sido hecha con nuestro esfuerzo, no se ajusta a
nuestro tamaño ni a nuestra forma.
Hemos elegido entre las riquezas científicas que la civilización iba poniendo en nuestras manos
aquellas que nos proporcionaban la máxima conveniencia material con el menor esfuerzo, la
mayor ventaja con el menor precio, sin preguntarnos quién pagaba la diferencia de ese valor que
obteníamos con ganga. Un afán de velocidad y de cambio se ha infiltrado en todas las
manifestaciones de nuestra vida, imprimiendo su carácter a los días de la época actual, que se
distingue por su ritmo apresurado.
Preso en ese ritmo, el hombre se deja arrastrar por la velocidad, que es muchas veces un
dinamismo infecundo y no puede ni quiere permanecer en nada porque nada le satisface. En su
anhelo de huir de todo, comienza por huir de sí mismo. Quiere vivir su vida, siente el goce de esa
vivencia, el orgullo de su pulso, vital, ascendente y rápido. Pero no se detiene a meditar en el
enigma de esa vida ni se pregunta por su destino. No sabe de dónde viene ni a dónde va. No le
importa, no le interesa. Le basta con el minuto presente y se agarra a él para obtener el máximo
goce. No lo consigue, de ahí su inquietud perenne. El único anhelo de permanencia que tiene es el
de la permanencia de su juventud. Sólo vale una edad de la vida. Nunca, como hoy, se han
esforzado hombres y mujeres por parecer jóvenes, por fingir una juventud que no supieron tener
a su hora.
Eso que se llama la crisis del mundo es, más bien, la crisis del hombre: es una crisis de orden
espiritual y moral.