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MUSICA - Teoría de la armonía
ENCADENAMIENTO DE LOS ACORDES
La manera como hasta ahora hemos hecho que se sucedieran los acordes es el modo más
simple y primario.
Nos dará, sin duda, una idea de una organización o construcción armónica, aunque sólo en su
aspecto abstracto; pero no nos podría satisfacer por completo lo ingenuo del procedimiento y
de la técnica de su realización. Tal ésta:
Aunque nadie podrá negar el dulce encanto que tiene la armonía, aun en unos cuantos simples
acordes, como éstos, escritos al correr de la pluma para ponerlos de ejemplo, si en ellos palpita
un punto de sensibilidad artística.
Puesto que los acordes tienen tres sonidos, necesitaremos tres voces para realizarlos. Estas tres
voces, por lo tanto, harán tres cantos; pero estos tres cantos serán apenas distintos uno de otro
en una realización armónica primaria, como la del ejemplo anterior. Nos encontramos, pues,
ahora, en una situación inversa de la del comienzo del contrapunto. En los principios del
contrapunto teníamos unos cantos que al juntarse formaban unos acordes sin verdadera
organización armónica. Tenemos, ahora, en cambio, una organización armónica formada por
tres voces que en realidad no son tres cantos diferentes. Fue necesario unir los dos sistemas
para dar camino abierto al desenvolvimiento de la armonía.
Para ello había de hacerse que cada voz fuera un canto distinto, con movimiento
independiente del de las otras voces. Para lograr este resultado se discurrió añadir una cuarta
voz al conjunto armónico. Estas cuatro voces se asimilaron a los cuatro registros de la voz
humana y, como éstos, se llamaron: soprano, contralto (registros agudo y grave de la voz de
mujer), tenor y bajo (registros agudo y grave de la voz de hombre).
En consecuencia, cada acorde había de tener una de sus tres funciones repetida (generalmente
la fundamental). De esta manera se facilitaba la independencia y la naturalidad del
movimiento de cada voz.
Además, puesto que cada acorde constituía una entidad bien determinada y con personalidad
propia, ésta no había de perderse aunque variase la disposición de las notas o funciones del
acorde.
Todos estos ejemplos son posiciones diversas del acorde de do. Cuando la fundamental (en
este caso el do) está en el bajo, se dice que el acorde está en posición fundamental, como en los
ejemplos del grupo A. Cuando en el bajo está la 3ª, o la 5ª, se dice que el acorde está invertido.
Si es la 3ª la que está en el bajo, será primera inversión, o acorde de 6ª (grupo B). Si es la 5ª la
que está en el bajo, será segunda inversión o acorde de 4ª y 6ª (grupo C).
Para que la independencia de las voces sea real, es necesario que éstas no caminen formando
entre sí intervalos de valor armónico nulo o vado. Tales son: el unísono, la 8ª y la 5ª mayor
justa. Las voces no han de hacer ni unísonos, ni 8ª, ni 5ª mayores, seguidos.
Hay que procurar, también, que cada voz, por sí sola, camine correctamente como melodía, y
que pase, en lo posible, a la nota más cercana del acorde siguiente.
De estas cuatro voces, en general, la que tiene un movimiento más libre, pues es la que suele
llevar el canto o la melodía, es la de soprano: puede, por tanto, saltar cuando el movimiento
melódico lo exija. El movimiento propio del bajo es el de saltar por cuartas o quintas, puesto
que es lo característico de la cadencia perfecta y sus derivadas o similares, base, como dijimos,
de la armonía. En cambio, para las dos voces interiores, contralto y tenor, el camino más
adecuado, en general, es el de la marcha por grados conjuntos.
En cuanto al uso de notas cromáticas en la melodía, hay que tener presente que las alteraciones
descendentes son las propias para el movimiento descendente, y, al contrario, las ascendentes,
para el movimiento ascendente, y siempre entre grados naturales consecutivos.
Aunque también pueden usarse en forma inversa cuando lo exija la correcta escritura del
acorde de que formen parte,
y cuando vuelven a la primera nota:
y hasta saltando en dirección contraria:
Además, la posición del acorde, en cada momento, tiene que ser sonora, es decir que, más o
menos compacta o más o menos espaciada, no debe presentar distancias mayores de la 8ª
(menos entre el bajo y el tenor, en que son permitidas). Y el acorde ha de ser siempre completo,
es decir, con sus tres funciones: por excepción, y para evitar faltas peores, podrá suprimirse la
5ª.
Teniendo en cuenta todas estas observaciones, el trabajo armónico toma el aspecto siguiente:
Pero, puesto que una tonalidad a más de las 7 notas naturales, tiene 10 cromáticas (5
ascendentes y 5 descendentes), empleando éstas últimas se podrán formar los acordes
siguientes si provienen de movimientos correctos de las voces.
Compréndase la riqueza inmensa de recursos que representan estos 46 acordes con las tres
posiciones que pueden tomar (fundamental, 6ª, y 4ª y 6ª), para un solo tono, y por lo tanto,
cuánto puede hacerse con sólo estos primeros conocimientos de armonía. Véase una pequeña
muestra: