MUSICA - Orígenes de la música
En el hombre primitivo la música
debió de ser una especie de expansión fisiológica. Con el
desarrollo de su inteligencia y el afinamiento de su sensibilidad, fue tornándose arte. Y fijó
entonces el hombre los sonidos que formaban su sistema musical. Esto se realizó siguiendo
dos caminos. Uno, el que habían de seguir, sin evolución apreciable, los pueblos orientales.
Otro, el que había de llevar, en su día, al desenvolvimiento portentoso de la música actual.
Pero lo extraordinario es que muchos de los pueblos primitivos (como algunos de los que aún
persisten actualmente en ese estado), y no precisamente los que crearon las refinadas
civilizaciones orientales, encontraron por intuición los fundamentos de nuestro sistema
musical y fijaron sus sonidos tal como después habían de explicarse por las leyes de la acústica
y la ciencia moderna.
Sin embargo, el conocimiento completo y consciente del sistema musical no llegó a lograrse
hasta muy avanzada la Edad Media. Fue por ese tiempo cuando el hombre occidental se dio
cuenta de un elemento maravilloso del arte de la música, que hasta entonces no había
descubierto: la armonía, el placer de la consonancia. Hasta aquel momento no había concebido
que distintos sonidos podían ser ejecutados a la vez y dar lugar a una música nueva y
placentera, mejor dicho, a la verdadera música. En un tiempo en que ya todas las artes habían
llegado a la cima de la perfección, algunas hacía ya siglos, nace, en realidad, un arte nuevo,
que producirá, al llegar a su máximo esplendor a fines del siglo XIX, obras de una grandeza y
un poder de emoción estética como no podía, ni aun en sueños, imaginar el hombre antiguo,
ni aquel mismo, tan agudo y profundo, que creó la civilización griega.
