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HISTORIA DE LA CIENCIA - Progresos en Biología
APARECE LA TEORIA CELULAR: SCHWANN
Los esfuerzos de los químicos para traducir en los términos de su ciencia la constitución de los
seres vivientes, fueron felizmente completados por las investigaciones de los microscopistas
acerca de la estructura íntima de los tejidos orgánicos. Los grandes microscopistas del siglo
XVII realizaron una primera y magnífica tentativa para aclarar el misterio concerniente a los
invisibles detalles de la contextura vegetal. Se requirieron la lúcida sagacidad de Hooke, la
paciente perspicacia de Grew y de Malpighi, la habilidad experimental de Leuwenhooke, para
discernir, con rudimentarios instrumentos, las células de las plantas. Empero, estos eminentes
observadores formaron una vanguardia aislada y debió transcurrir un siglo antes que el poder
de los microscopios permitiera a los biólogos profundizar la obra de estos iniciadores. Hacia
los umbrales del siglo pasado, observaciones correctas, mezcladas con felices intuiciones, se
acumularon lentamente. En 1805 el filósofo alemán LORENZ OREN anunció audazmente que
los tejidos de todos los seres, pequeños y grandes, consisten en una "masa infusorial" cuya
sustancia es idéntica para todos los organismos vivientes; el botánico inglés ROBERT BROWN
observó, en 1831, en el centro de cada célula vegetal, la presencia de un corpúsculo esférico al
que bautizó con el nombre de núcleo. El alemán JAKOB SCHLEIDEN (1804-1881), convertido
de abogado en botánico, realizó la primera gran generalización: reconoció la omnipresencia de
la célula en todos los tejidos vegetales; cada planta, concluye, no es más que un edificio celular
(1838). Las investigaciones de Schleiden fascinaron a su amigo el zoólogo THEODOR
SCHWANN (18101882), quien discernió, primero, en las células de la cuerda dorsal de un
renacuajo núcleos semejantes a los encontrados por Schleiden en la estructura de las plantas.
De este hallazgo aislado logró remontarse, en 1839, a una suprema generalización: todos los
organismos, sean vegetales o animales, están formados por agrupaciones de células. Unidad
primaria de la organización biológica, la célula —manifiesta Schwann— es el único común
denominador en la interminable diversidad morfológica de los seres vivientes. Las
características de la sustancia mucilaginosa con que esencialmente está formada la célula son
investigadas por primera vez por el francés FELIX DUJARDIN (1801-1862) , clarividente
observador, quien afirmó —en el mismo año en que Schwann anunció su teoría— que toda
vida está indisolublemente ligada a esa sustancia denominada "protoplasma" (en griego:
materia prima) por el naturalista checo JOHANNES EVANGELISTA PURKINJE.
Las repercusiones de la teoría celular tuvieron inmensos alcances. La doctrina —caso raro en
la historia de las teorías— fue aceptada inmediatamente y casi sin resistencia. Desde entonces,
todos los fisiólogos, siguiendo el ejemplo del francés CLAUDE BERNARD (1813-1878), se
esforzaron por explicar los fenómenos normales y patológicos del organismo por las
propiedades de los elementos celulares. Bernard, verdadero legislador de la Fisiología,
sometió el mecanismo físico-químico de muchos procesos vitales a la verificación
experimental, demostrando la estrecha dependencia recíproca de las funciones del cuerpo.
"Todo el mecanismo vital —asegura—, por variado que sea, sólo sirve a un fin: mantener
constantes las condiciones de la vida en el ambiente interno del organismo".
¿Cómo nace la célula? Semejante a un cristal que se forma en el agua madre, la célula —creía
Schwann— nace espontáneamente en un humor orgánico. Pero el suizo KARL NAGELI (1817-
1891) rectificó el error; las células nacen y se multiplican por división. A la luz de la nueva
doctrina se aclaró también el proceso del desarrollo embrionario: todas las células de un
mismo organismo derivan, por división y diferenciaciones sucesivas, de una célula única, el
huevo. Los mamíferos —comprendido el hombre— no hacen excepción a esta ley general: su
huevo —de tamaño microscópico— fue descubierto en 1827 —antes del advenimiento de la
teoría celular— por el estonio Karl Ernst Von Baer. El patólogo alemán Rudolf Virchow
formuló el aforismo cardinal de la doctrina: Omnis cellula ex cellula (Toda célula proviene de
una célula), ampliando así el viejo lema del gran Harvey: "Todo ser viene de un huevo", y
preludiando la tesis de Pasteur: Omne vivunz ex vivo: "Todo viviente desciende de un
viviente".