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HISTORIA DE LA CIENCIA - Exitos del método galileano
RENE DESCARTES
Mientras el método de Galileo se imponía gradualmente en las distintas ramas de la
investigación, uno de los hombres más influyentes de la época nada comprendió del espíritu
de la obra de Galileo, cuyas ideas rechazó con argumentos de índole escolástica. RENE
DESCARTES (1596-1650), filósofo cuyo prestigio eclipsara en Francia hasta la gloria de los
pensadores griegos, sobre el firmamento de las ciencias físicas y naturales no fue más que una
estrella de tercera magnitud. En su célebre Discurso sobre el Método (1637) prescribió el
camino que debía seguirse para realizar descubrimientos, pero él mismo no logró ninguno;
además, la historia no conoce investigador a quien las reglas cartesianas tan pomposamente
enunciadas hayan conducido a un verdadero hallazgo.
Con su famosa teoría de los torbellinos, Descartes creía poder explicar todos los fenómenos de
la naturaleza —particularmente los movimientos planetarios—, pero en realidad nada
explicaba. Supuso al espacio lleno de un fluido omnipresente, algunas porciones del cual se
encontrarían en un movimiento torbellinesco. Los torbellinos en torno del Sol arrastran a los
planetas y los que hay en torno de los planetas a los satélites. Las distorsiones de los
torbellinos darían cuenta de la forma no-circular de las órbitas, y la tendencia de la materia a
sedimentarse hacia el centro del remolino explicaría la gravitación. Tan fantástico como su
teoría astronómica —refractaria a toda formulación matemática— es el sistema biológico de
Descartes, que solamente al hombre concede alma racional y considera a los animales —colmo
del mecanicismo— como meros autómatas. A estos animales —máquinas cartesianas— siguió,
cien años después, el famoso hombre-máquina del filósofo francés La Mettrie.
Los méritos científicos de Descartes pertenecen a otro dominio: es el creador de la Geometría
analítica. Sin duda, la idea cardinal no era nueva: mucho tiempo antes de Descartes los
geómetras habían empleado coordenadas para definir el lugar de un punto, por las distancias
de éste con respecto a dos ejes en el plano, y a tres ejes en el espacio. Empero, el gran
descubrimiento de Descartes consiste en haber reconocido la equivalencia de una ecuación y
de un lugar geométrico de un punto cuyas coordenadas satisfacen la ecuación. Así, pues, se
pueden expresar las propiedades de una curva por una ecuación, y representar una ecuación
por una curva. Basta buscar los puntos de intersección de dos curvas para encontrar las raíces
comunes de dos ecuaciones, y al igual, se encontrarán los llamados puntos de intersección,
resolviendo las correspondientes ecuaciones. De este modo, la poderosa máquina del Algebra
se vuelve aplicable a la solución de problemas geométricos y por otra parte, la representación
geométrica confiere al Algebra carácter gráfico y concreto. Los innumerables servicios que
presta la Geometría analítica a la ciencia pura y aplicada hacen del descubrimiento cartesiano,
en la historia de las matemáticas del siglo XVII, un acontecimiento de primera categoría.
Durante la fase decisiva de su actividad Descartes residió en Holanda, incomparable hogar del
librepensamiento para aquella época.