Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
HISTORIA DE AMERICA - La revolución de la América española
Las primeras muestras  de intranquilidad interna en las colonias españolas no se producen a
raíz de movimientos de los criollos sino de los indios: es la gran sublevación indígena de José
Gabriel Tupac Amaru, en el Perú. Tupac Amaru era un indígena instruido. Como su apelativo
de Amaru (serpiente) lo indica, se hizo pasar ante los indios por un descendiente directo de los
incas y en 1780 proclamó la sublevación contra los españoles. El movimiento, iniciado en el
distrito de Tinta, corrió inmediatamente como reguero de pólvora. En todas partes los excesos
de los corregidores españoles eran tan notorios que el ambiente estaba preparado de
antemano para facilitar la sublevación. Tupac Amaru comenzó por ahorcar al corregidor de su
distrito. Proclamándose libertador del Perú destruyó a las tropas del Cuzco envía• das en su
busca. Y la propia ciudad hubiese caído en sus manos a no mediar una desesperada resistencia.
El movimiento tuvo repercusión en el Alto Perú a comienzos del año siguiente. Dos jóvenes
indígenas, de apellido Catari llegaron a reunir una muchedumbre de 7.000 entusiastas, y
marcharon contra la ciudad de Charcas, pero finalmente fueron vencidos y tomados
prisioneros. Sin embargo, la
rebelión prosiguió desordenadamente. Oruro y otros pueblos
mineros fueron saqueados por los indios y sólo la unión de los esfuerzos de los virreyes de
Lima y del Río de la Plata permitió vencerlos. También se venció a Tupac Amaru, que fue
apresado. El juez Areche sentenció a pena de muerte a nueve conjurados. Cuatro fueron
ahorcados, dos indias de la familia del cabecilla recibieron la pena del garrote y a un tío y su
hijo se les cortó la lengua antes de ahorcarlos. En cuanto a Tupac Amaru, se le cortó la lengua
y luego fue atado de pies y manos a las cinchas de cuatro caballos, por medio de lazos, para
descuartizarlo. Pero como ello no se lograse, el juez ordenó al fin que se le cortara la cabeza.
Luego sus miembros fueron cortados para exhibirlos en diversos pueblos y su tronco reducido
a cenizas. La Paz y Sorata estuvieron amenazadas. Finalmente no quedó en pie más que
Cristóbal Tupac Amaru, hermano del anterior, con un pequeño núcleo de insurgentes, quien a
comienzos de 1782 se acogió a los beneficios de un indulto, pero en 1783 fue ajusticiado a raíz
de otros movimientos.