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HISTORIA DE AMERICA - El período colonial
LA GUERRA ENTRE LAS COLONIAS FRANCESAS Y LAS INGLESAS
Ya de 1670 a 1679 se habían producido varios conflictos entre franceses e ingleses con motivo
de la posesión de la bahía de Hudson, punto de convergencia del mercado de pieles. Port
Royal, en la Acadia (que era el más antiguo de los establecimientos franceses en el Nuevo
Mundo, ya que su fundación se remontaba a 1604), fue atacado numerosas veces por tropas
inglesas que insistían en que estaba dentro de la jurisdicción de los territorios de Nueva
Inglaterra y de Virginia. De 1613 a 1710 hubo siete expediciones contra esa fortaleza, a pesar
de que los Estuardos no prestaron atención a estas guerras de sus colonias contra las francesas,
pues debían demasiado a Francia para poder intentarlo. Pero cuando Guillermo de Orange
subió al trono la situación cambió. Entonces la lucha religiosa se complicó con los intereses
políticos. El conde de Frontenac lanzó a los indios contra los ingleses. Nueva York y otras
ciudades fueron incendiadas.
La guerra general europea por la sucesión en el trono de España señaló un paso importante.
Francia, vencedora en Europa por haber impuesto la dinastía española de los Borbones, debió,
sin embargo, desprenderse por uno de los tratados de paz de Utrecht de la Acadia, que desde
entonces recibió el nombre de Nueva Escocia, de Terranova y de la bahía de Hudson. No
quedaba, pues, en esa zona, en manos de franceses, otra posesión que sus colonias sobre el río
San Lorenzo (la Nueva Francia). De 1715 a 1740, gracias a la política de Fleury y Walpole,
hubo una especie de tregua general.
En 1745 los ingleses tomaron la importante fortaleza de Louisbourg, pero debieron devolverla
al firmarse la paz en 1748. Esto descontentó profundamente a los colonos ingleses, y fue un
antecedente importante para la creación del sentimiento de hostilidad a la metrópoli que
comenzó a manifestarse. Desde entonces franceses e ingleses preparan una guerra dirimente.
Los franceses intentan compensar su deficiencia numérica con medidas bélicas: ocupan Detroit,
punto estratégico desde el que se podía cerrar el acceso al lago Erie y a los afluentes del río
Ohio, construyen asientos fortificados en el Niágara y en Crown Point y flotan una escuadrilla
de barquichuelos de guerra sobre el lago Ontario. Otros gobernadores se preocupan por crear
líneas de fortificación en sus fronteras.
El motivo ocasional del conflicto fueron las fortificaciones que los franceses habían levantado
uniendo el Erie al Ohio. El gobernador de Virginia comisionó a Jorge Washington, mayor de
las milicias de esa colonia, para intimarles que se retiraran. Este mensaje, fielmente cumplido
en 1753, fue reiterado al año siguiente, y al cumplir Washington una nueva comisión,
adelantándose a los franceses en la ocupación de un lugar estratégico en la unión de dos
afluentes del Ohio, comenzaron las hostilidades. El importante fuerte francés de Duquesne
controlaba toda esa zona. Para compensar su eficacia Washington construyó el Necesidad,
pero su guarnición debió rendirse justamente un 4 de julio (el de 1754). Al año exacto, el
valiente general Braddock fue muerto y sus tropas deshechas en los bosques de Pennsylvania.
Jorge Washington, su lugarteniente, alcanzó apenas a salvar la situación. Este y otros penosos
episodios fueron compensados con la llegada al poder de William Pitt, quien dio a la guerra
un vigor extraordinario: envió a las colonias un ejército de 22.000 hombres, los que con el
reclutamiento colonial elevó el número de combatientes ingleses a 50.000 soldados; los fuertes
de los lagos cayeron en poder de los británicos, quienes además reconquistaron a Louisbourg.
El Fort-Duquesne recibió el nombre de Fort-Pitt (o Pittsburg, como hoy se le llama).
Pero la guerra tomó un aspecto decisivo en el año 1759, cuando los generales Wolfe y Amherst
atacaron el centro de la Nueva Francia. El primero avanzó, costeando el San Lorenzo, contra
Quebec; el segundo hizo lo propio contra Montreal, por la bahía de Hudson. Una
brillante
maniobra de sorpresa de Wolfe le permitió llegar hasta la llanura de Abraham, frente a
Quebec, la cual fue conquistada tras rápida batalla, en la que murieron el intrépido Wolfe y el
caballeresco general marqués de Montcalm, defensor de la plaza, cuyos nombres se veneran
por igual. Anchest tomó a Montreal. La paz de París, de 1763, reconoció la posesión del
Canadá por Inglaterra.