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HISTORIA DE AMERICA – El Paraguay y las tres dictaduras
Poco después de 1810 el Paraguay cayó en manos del doctor Francia, quien se constituyó en el
dueño omnímodo de vidas y haciendas. Francia era un hombre culto, pero erróneamente
inclinado hacia un gobierno de dictadura patriarcal, en el cual el único que podía pensar y
expresar sus opiniones era él mismo. Rodeó al Paraguay de una inviolable frontera y si bien le
evitó los peligros de la anarquía (en la que se debatieron por largos años sus vecinos), en
cambio le sumió en una especie de letargo político al aislarle de todo contacto vivificante con
el exterior. En 1840 murió Francia, pero cuatro años más tarde la nación cayó en manos de otro
tirano, Carlos Antonio López. Este se preocupó por mantener al país en el mismo grado de
sumisión y aislamiento. Receloso, como todo aquel que permanece en el poder a espaldas de la
opinión, organizó un gran ejército para sostener al dictador en el orden interno y asegurar el
mantenimiento del régimen frente a toda amenaza internacional. Sin embargo, en vida de este
gobernante el arma que representaba ese poderoso ejército no llegó a ser empleada, salvo
algunos esporádicos intentos contra Rosas (1845 y 49). Quedaría para su hijo el infausto
destino de utilizarlo.
Efectivamente, entre los años 1857 y 58 el Brasil había obtenido, por medio de sendas
convenciones firmadas con la Confederación Argentina y con el Paraguay, el reconocimiento
de la libre navegación de los ríos interiores para todas las banderas, asunto de interés vital
para el gobierno brasileño, que de esta manera podía comunicarse por vía fluvial con Matto-
Grosso. Francisco Solano López —el mariscal López—, que en 1862 ocupó la dictadura
presidencial como una herencia, había intervenido en los asuntos internos del Uruguay,
apoyan. do a los blancos y sosteniendo a Berro, contra la oposición de los colorados de Flores.
Argentina y Brasil apoyaron a Flores, quien invadió al Uruguay y derrocó al régimen blanco.
Este, antes de caer tuvo tiempo de pedir explicaciones a dichos gobiernos. El Paraguay se valió
de ello para insistir en tales pedidos. La situación se fue agriando a lo largo del año 1864.
Como el Brasil destacase tropas en la frontera uruguaya, López protestó por este acto. Poco
después apresaba al barco brasileño Marqués de Olinda, en el que viajaba el propio
gobernador de Matto-Grosso, pese al convenio de libre navegación; invadía el territorio de
aquella provincia brasileña y pedía al gobierno argentino permiso para pasar por el territorio
de Corrientes para atacar al Brasil por otras partes. Como el presidente Mitre rechazó el pedí-
do alegando neutralidad, tomó dos barcos de la escuadra fluvial argentina, anclados en el
puerto de Corrientes y, ante la reclamación de la Argentina, el 5 de marzo de 1865 le declaraba
la guerra.