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HISTORIA DE AMERICA - La Conquista
LA SEGUNDA CAMPAÑA DE CORTES
La "república" de Tlascala siguió fiel a su alianza. Cortés concentró en ella la guarnición que
había dejado en Veracruz, así como los restos de su artillería allí existentes y envió cuatro de
los barcos de Narváez a reclutar gente en la Española y en Jamaica. También dispuso la
construcción de otros doce que —transportados en trozos, a lomo de hombre— serían luego
botados en el lago de México al reintentar la invasión. Desde su campamento envió a Carlos V
su segunda carta de relación, que es un documento magnífico para pintar su psicología.
Finalmente, al terminar el año 1520, tenía a su disposición un nuevo ejército. Con él invadió a
México. El 31 de diciembre se apoderaba de la ciudad de Tezcuco.
Entre tanto, Cuitlahuatzin, hermano de Moctezuma, fue elegido "jefe de los bravos", pero
murió en la primera epidemia de viruela que allí se conoció. Le sucedió Guatimozín, sobrino
de Moctezuma y —según la tradición— uno de sus heridores. Este prosiguió las obras de
defensa de México, pero no contaba con la táctica y la perseverancia de Cortés, quien había
empleado a 8000 indígenas en el acarreo y armado de sus embarcaciones. También llegaron
algunos refuerzos.
El dominio del lago fue rápidamente obtenido por las embarcaciones castellanas y el sitio de la
ciudad comenzó el 30 de mayo de 1521. Una impaciencia estuvo a punto de comprometerlo
todo y Cortés casi cae prisionero. Muchos de sus hombres fueron sacrificados a los dioses. Esto
convenció al jefe español de la necesidad de un sitio en regla. El 13 de agosto, después de un
asalto final de dos días, la ciudad cayó. En 75 días de sitio habían muerto más de 130.000
indios. Guatimozín cayó prisionero y Cortés le mandó dar tormento para que revelase donde
estaban los supuestos tesoros, pero murió sin confesar el secreto.
Cortés dominó todo el país. Repartió haciendas e indios, fundó ciudades, administró justicia,
aunque seguía faltándole la autorización real para hacerlo. Más aun, la Corona parecía
pronunciarse en su contra: Cristóbal de Tapia, personero del arcediano Fonseca, fue enviado
por éste para residenciarlo y sustituirlo. Con esto se creía vencerlo, pero él obligó al
comisionado a volverse a España, desalentado y burlado. El rey nombró a Cortés gobernador,
capitán general y justicia mayor de la Nueva España (octubre de 1522).
En el ejercicio de sus funciones oficiales Cortés continuó con su característica prudencia las
labores de administración. Agrandó el territorio de su jurisdicción enviando expediciones y
aun haciendo él personalmente una a Honduras. Como esta ausencia despertara algunas
ambiciones (y hasta se llegara a acusarle de querer tallarse una corona), a su vuelta resolvió ir
a España a sincerarse personalmente ante el rey. Sus representantes en la Corte prepararon
adecuadamente los ánimos. La largueza y el señorío natural del conquistador hicieron el resto.
Carlos V lo confirmó en sus cargos y le ennobleció haciéndole marqués del valle de Oajaca.
Pero, como en el caso de Colón, no se le repuso efectivamente en sus cargos sino con la
intervención de una Real Audiencia que limitaba sus funciones y vigilaba su conducta. Cortés
se dedicó a nuevas conquistas. En una de ellas llegó hasta California.
Pese a estos éxitos, Carlos V decidió modificar la organización de la colonia. En 1535 llegaba a
México Antonio de Mendoza, primer virrey. La era de la conquista había terminado. La
colonización comenzaba. Cortés permaneció, sin embargo, hasta 1540. fue luego a España,
guerreó en Africa y estuvo en el sitio de Argel. Finalmente volvió a la península donde empleó
oscuramente sus últimos años en sumisas y desatendidas reclamaciones ante el Consejo de
Indias. Murió en un lugarejo cercano a Sevilla, a los 63 años.