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HISTORIA DE AMERICA - La Conquista
LA CONQUISTA DE CHILE
Alcazaba, Camargo y Sancho de la Hoz solicitaron permisos de "entrada" a Chile casi
simultáneamente. Estas expediciones no tuvieron mayor importancia. En cambio, la tuvo la de
Pedro de Valdivia, quien, después de algunas incidencias quedó finalmente de jefe de una que
había preparado en connivencia con el último de los nombrados. Sabedor de las penurias de
Almagro prefirió variar su itinerario, tomando la ruta del desierto. Por él caminó primero la
costa del Perú y luego la del norte de Chile: durante cinco meses rodó por arenales. mal
descansado y peor comido. Así llegó finalmente al valle del río
Mapocho, donde, en 1541,
fundó la ciudad de Santiago, cabecera de lo que llamó la Nueva Extremadura. Poco después,
llegaba la noticia de la supuesta muerte de Pizarro, y los compañeros de Valdivia lo
proclamaron gobernador.
El comenzó la guerra contra los araucanos, que pronto sitiaron e incendiaron a Santiago,
salvándose los supervivientes por el regreso de Valvidia de una expedición punitiva. Monroy
y cinco compañeros fueron a buscar refuerzos al Perú, trayéndolos cuando el hambre y la
despoblación amenazaban poner fin a la conquista. Valdivia logró reedificar a su capital y aun
enviar una expedición al Sur que en 1544 fundó La Serena en el valle de Coquimbo.
Deserciones de sus capitanes y las guerras civiles del Perú le obligaron a pasar a aquellas
partes, donde sirvió a La Gasca con el oro recogido en Chile.
Francisco de Villagrán quedó a cargo del gobierno en Chile, entre un caos de sublevaciones y
guerras en las que La Serena fue arrasada. Valdivia, absuelto de todo cargo por La Gasca,
regresó a Chile en 1549. Su capitán Aguirre repobló a La Serena y mandó a Villagrán allende
los Andes, a conquistar y poblar la región de Cuyo. En 1550 fundó personalmente la ciudad de
Concepción, a orillas del Biobio que fue, desde entonces, la frontera entre las tierras de blancos
y la salvaje Araucania. Poco después creyó consolidar esa frontera erigiendo las ciudades de
La Imperial, Angol, Valdivia y Villarrica. Caupolicán y Lautaro, los dos grandes jefes
indígenas, comandaron una magna alianza de tribus araucanas. El P de enero de 1554,
Valdivia fue muerto por los araucanos en un combate habido en la fortaleza de Tucapel. En su
testamento mencionaba a tres capitanes que debían sucederle. El cabildo de Santiago eligió a
Villagrán, que era uno de ellos.
Mientras éste proseguía la guerra se presentó Francisco de Aguirre, quien —según el
testamento de Valdivia— aparecía con mejor derecho. La audiencia de Lima solucionó este
pleito suprimiendo el cargo de gobernador y dejando que los cabildos de Santiago y La Serena
respondieran a sus respectivos jefes. Esta división comprometía el éxito de la guerra.
Finalmente, la muerte de Lautaro, en 1557, dio una tregua, coincidiendo con la ratificación de
Villagrán como gobernador de Chile. García Hurtado de Mendoza, hijo del virrey del Perú,
marqués de Cañete, fue luego nombrado gobernador a los 22 años. Llevó consigo al célebre
Alonso de Ercilla. Mendoza se deshizo de Villagrán y Aguirre enviándolos a España;
prosiguió la guerra del Arauco con suerte variable, logrando luego reedificar Concepción y
Villarrica; fundó a Cañete y su capitán Reinoso logró tomar prisionero a Caupolicán, quien
sufrió la espantosa muerte de ser empalado y asaetado. Para ayudar a terminar la guerra,
Mendoza dictó ordenanzas limitando las arbitrariedades que se hacían contra los indios y
mejorando los servicios públicos en la colonia. En 1561 el Consejo de
Indias designó
gobernador a Francisco de Villagrán, y Mendoza retornó al Perú. Poco tardó la guerra
araucana en encenderse de nuevo.