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HISTORIA CONTEMPORANEA – Rusia, Turquía y los Balcanes
ALEJANDRO III DE RUSIA
Si Rusia aceptó los términos del tratado de Berlín, pese a que frustraba su victoria, fue porque
no podía sustraerse a las sugestiones de Alemania y Austria. Aislada diplomáticamente desde
su fracaso en la guerra de Crimea, había visto la posibilidad de recuperar una posición firme
en Europa mediante el "acuerdo de los tres emperadores" que Bismarck gestionó después de la
guerra de 1870 entre los de Alemania, Austria y Rusia. Pero este pacto no había servido sino
para humillarla, y después de firmado Rusia volvió a encontrarse sola, precisamente cuando
se debatía en una aguda crisis interior.
En 1881, el zar murió a consecuencia de un atentado terrorista y le sucedió Alejandro III, quien,
teniendo en cuenta esas circunstancias, extremó otra vez su despotismo y ejerció la más severa
dictadura que pudiera imaginarse. La Siberia volvió a ser el recurso para castigar a los que
soñaban con un régimen liberal; pero en la mente de Alejandro III, el oriente asiático fue
también la gran reserva para el poderío ruso, y en consecuencia se decidió a trabajar por su
consolidación.
Mediante el traslado de un crecido número de campesinos, la construcción del ferrocarril
transiberiano y del transcaspiano, y la ocupación definitiva del Turquestán, Rusia se aseguró
no sólo el dominio sobre un vasto territorio sino también un considerable desarrollo
económico y una buena posición militar para el futuro.