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HISTORIA CONTEMPORANEA - Las revoluciones liberales de 1830
EN ESPAÑA
Fernando VII había aplastado el movimiento liberal en 1823 con la ayuda del ejército francés
de los "Cien mil hijos de San Luis", enviado de acuerdo con la resolución de la Santa Alianza,
tomada en el congreso de Verona. Pero no por eso se extinguieron los grupos y las
organizaciones liberales, cuyas ramificaciones siguieron extendiéndose en el seno del ejército.
La ocasión para manifestarse se presentó al morir Fernando VII en 1833, cuando estaba todavía
muy vivo el recuerdo del triunfo liberal de Francia. El rey había instituido como heredera del
trono a su hija Isabel, a pesar de algunas disposiciones tradicionales que parecían establecer la
sucesión masculina como la única legítima. Se opuso a la infanta el príncipe Carlos, hermano
del extinto rey, y a quien apoyaban las fuerzas absolutistas, razón por la cual se agruparon
alrededor de Isabel y de la regente María Cristina todos los elementos liberales. Para fortalecer
el apoyo de estos sectores, la regente dictó un estatuto que establecía cierta forma de régimen
constitucional; pero la medida provocó la más violenta oposición de los carlistas, que
desencadenaron la guerra civil en 1834. El nuevo sistema entró, sin embargo, en vigor y quedó
asentado temporalmente, sobre todo después del triunfo del general Espartero, en 1839, sobre
las fuerzas del príncipe don Carlos.
EN PORTUGAL
Un movimiento liberal, apoyado por Francia e Inglaterra, estalló en Portugal en 1831. Lo
encabezó el emperador del Brasil Pedro I, quien abdicó, trasladándose a la antigua metrópoli
para ponen e al frente de los grupos que combatían al rey Miguel, de decidida tendencia
absolutista. La bandera del movimiento era la constitución de 1826, luego derogada, y que, en
efecto, fue restablecida por el rey Pedro después de su triunfo en 1834.