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HISTORIA CONTEMPORANEA – La Italia fascista y la Alemania nazi
LA REVOLUCION DE MUSSOLINI
Concluida la primera guerra mundial, la situación económica y social de Italia se tornó
dificilísima. A la escasez general se sumaron los efectos que produjo la desmovilización, y el
resultado fue una era de caos caracterizada por la inacabable sucesión de huelgas y el
desarrollo de fuertes grupos obreros de tendencia comunista. El gobierno constitucional de
Víctor Manuel III pareció impotente y la escena política pareció favorable para cualquier
intento revolucionario: en ese momento apareció en ella Benito Mussolini, un ex socialista que
encabezó un movimiento de nuevo tipo.
Sobre la base de grupos de ex combatientes, Mussolini organizó los llamados "fascios de
combate", unidades de choque destinadas a oponerse más tarde a las izquierdas y a las cuales
su jefe proporcionó, sin embargo, un programa político-social basado en un conjunto de ideas
sacadas en parte del socialismo: distribución de la tierra, control de las industrias y los bancos,
abolición de la monarquía y la aristocracia, confiscación de las propiedades eclesiásticas. El
movimiento aglutinó rápidamente un conjunto numeroso de hombres, especialmente de ex
combatientes de extracción popular, y Mussolini quiso sumar su acción a la de las izquierdas,
cuyos miembros habían ocupado por entonces varias fábricas y dominaban la situación en
ciudades importantes como Milán y Turín. Pero, rechazado por socialistas y comunistas
debido a sus evidentes aspiraciones personales, introdujo en su programa ciertas directivas
gratas a los sectores capitalistas y terratenientes, y contó con su apoyo para apoderarse del
poder, asegurando el restablecimiento del orden, el desarrollo de una política nacionalista y
cierto respeto por la situación constituida a cambio de ventajas para los grupos populares que
lo apoyaban.
Una especie de pacto quedó convenido entre Mussolini y la alta industria con cuyo apoyo
lanzó sus fascios contra los obreros de Turín y Milán hasta conseguir neutralizarlos.
Transformado en partido de orden, el fascismo recibió el apoyo de las derechas aterrorizadas
por las perspectivas de una revolución social como la de Rusia; y aunque no constituía sino
una minoría insignificante, se lanzó a la conquista del poder, encabezado por Mussolini, que
organizó una "marcha sobre Roma" en octubre de 1922.