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HISTORIA CONTEMPORANEA – Francia y la Tercera República
Aniquilado el Segundo Imperio por Alemania, Francia se reconstituyó tras la derrota dentro
de un régimen republicano que debió sortear gravísimas crisis; pero logró al fin superarlas y
restablecer su vida económica por sobre las dificultades nacidas de la catástrofe. Una recta
organización política permitió el libre juego de la opinión pública sin peligro para las
instituciones, y la Tercera República hizo obra fecunda en muchos aspectos. Una cosa la movía
en gran parte: el sentimiento de la revancha, del desquite frente a Alemania que le había
arrebatado Alsacia y Lorena. Y de este modo, Francia participó del estado de ánimo que hizo
posible esa situación de "paz armada" característica de los tiempos que precedieron a la
primera guerra mundial.
Caído el emperador, una Asamblea Nacional debía decidir sobre los términos del armisticio y
constituir el gobierno provisional que trataría con el triunfador la paz definitiva. Reunidos en
Burdeos, muy pronto se advirtió que el voto le las provincias había impuesto una mayoría
realista, acaso como reacción contra París, que se mostraba exaltada y revolucionaria. Empero,
las dificultades propias del grupo monárquico frustraron los deseos de la mayoría. Thiers fue
elegido presidente provisional de la república, y la Asamblea se instaló en Versalles. Según los
términos de la paz, los alemanes adquirían el derecho de permanecer por algún tiempo en
París; esta resolución, y otras que la capital consideró indignas o perjudiciales para sus
habitantes, promovieron una insurrección, y se instaló allí un gobierno revolucionario, la
Comuna, que entabló una guerra civil contra los poderes constituidos.
La represión fue sangrienta, y al cabo la opinión se volcó hacia el régimen republicano. En
1871 Thiers fue elegido presidente en propiedad y comenzó a abordar los graves problemas
inmediatos que urgía resolver: se pagaron las indemnizaciones de guerra a Alemania, se
comenzaron los trabajos de reconstrucción de la economía nacional y se procuró canalizar la
vida pública dentro de los cauces normales. Pero Thiers fue impotente para satisfacer a todos,
y cayó ante los ataques de la opinión conservadora. Acaso en ese momento se habría
restaurado la monarquía si no hubieran luchado de nuevo los legitimistas y los orleanistas.
Para dar tiempo, los realistas impusieron como presidente al general Mac-Mahon; pero no
pudieron abatir a la masa republicana que comenzaba a crecer a ojos vistas. Poco después se
dictaba una constitución y la tercera república quedaba firmemente asentada.