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HISTORIA CONTEMPORANEA - Francia y el Segundo Imperio
LA ERA AUTOCRATICA
Desde 1852 hasta 1860, Napoleón III gobernó con las fuerzas conservadoras y trató de
fortalecer su autoridad apelando a toda clase de medidas que impidieran la recuperación de la
simpatía popular por los grupos liberales o socialistas.
Mediante algunas disposiciones capciosas, logró que no hubiera en el parlamento sino
representantes adictos a su política, no vacilando, además, en suprimir las libertades
individuales y la libertad de prensa para evitar la acción de los opositores. Un atentado contra
él, en 1858, le proporcionó un excelente pretexto para extremar esos procedimientos, que
complementó con medidas centralizadoras destinadas a llevar el control del estado a todas las
formas de la actividad social.
En verdad, indirectamente respaldó su política con una acción administrativa que permitió el
desarrollo de cierto bienestar general muy favorable para su autoridad. Era, por otra parte, la
época en que comenzaban a recogerse en Francia los primeros frutos del vasto desarrollo
industrial, y con ese motivo se produjo un acentuado enriquecimiento de ciertos grupos
vinculados a las actividades económicas y especialmente a las financieras.
Por lo demás, su gestión internacional fue afortunada durante este período. En 1854 se
desencadenó la guerra de Crimea, entre Rusia y Turquía, y ante las perspectivas de que la
primera obtuviera una situación de predominio en el Mediterráneo oriental, Francia se unió a
Inglaterra y Piamonte para actuar en defensa de Turquía. La guerra duró dos años, y los
aliados pusieron sitio a Sebastopol hasta apoderarse de la plaza, que constituía una poderosa
base enemiga en el mar Negro. Al producirse este descalabro, Rusia pidió la paz y los
beligerantes discutieron las condiciones en la conferencia de París, de la que se obtuvo, como
saldo, la neutralidad del mar Negro (1856).
Apenas finalizado este conflicto, Napoleón III comenzó a tratar con Cavour la ayuda que
proporcionaría al reino de Piamonte y Cerdeña contra Austria. Convenidos los términos y
llegada la oportunidad, Napoleón III intervino en Italia y colaboró decisivamente en la anexión
de Lombardía al Piamonte. Pero en ese momento comenzó a insinuarse la actitud
amenazadora de Prusia, y el emperador detuvo bruscamente el curso de la guerra retirándose
de Italia.