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HISTORIA CONTEMPORANEA – Los antecedentes del conflicto de 1914
LA LUCHA ECONOMICA Y EL IMPERIALISMO
El hecho decisivo en la preparación de la primera guerra mundial es la aparición de Alemania
como potencia de primer orden en el ámbito europeo. Este hecho se produjo no sólo como
consecuencia de sus victorias en 1870, sino también como resultado de la organización del
imperio a partir del año siguiente, y se manifestó en un doble plano; porque no sólo adquirió
entonces categoría de primera potencia militar del continente, sino que llegó a ser en muy
poco tiempo una potencia económica de grado similar al de las más poderosas de la época.
Como potencia económica, Alemania se caracterizó por su rápida transformación en país
industrial, productor y exportador. Como tal, aspiró a conseguir mercados y se resolvió a
luchar por su conquista contra quienes los poseían y controlaban: hubo así una guerra de
precios y de influencias que precedió a la lucha militar. Pero además, las condiciones
demográficas, las necesidades de materias primas y las exigencias en materia de
comunicaciones parecían obligar a Alemania a modificar el statu quo mundial si no quería
resignarse a una situación de inferioridad, especialmente frente a Francia e Inglaterra. Esta
circunstancia llevó a Alemania a entrar —respaldada por su inmensa potencialidad militar—
en la lucha imperialista que mantenían por entonces las principales potencias europeas.
La conquista de los mercados significó para Alemania algunos triunfos satisfactorios. Su
producción industrial se caracterizó por su excelente calidad y su bajo precio, y a causa de ello
Alemania consiguió imponerse en la competencia en muchos lugares, hasta llegar a alarmar a
Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. En cuanto al problema colonial, exigió pacíficamente
algunos territorios, compró otros y procuró rever la situación creada en algunas zonas,
especialmente en Africa. Respecto al control de las vías de comunicación, sus planes se
orientaron hacia una coincidencia con los objetivos austro-húngaros, que consistían en
asegurar para los imperios centrales el control de las rutas balcánicas y, por ese medio, el
acceso al cercano Oriente. En todos los casos, las aspiraciones alemanas chocaban
principalmente con Inglaterra, a pesar de que la opinión general se empeñaba en atribuir
importancia fundamental al conflicto político y territorial entre Alemania y Francia.