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HISTORIA MODERNA - Los países del Báltico
POLONIA
A la muerte de Juan Sobyeski, el trono de Polonia recayó en un príncipe sajón, Federico
Augusto I, cuyo reinado se vio ensombrecido no sólo por las victoriosas campañas de Carlos
XII de Suecia sino también por la oposición de importantes sectores, que no vacilaron en
apoyar a Estanislao I, colocado en el trono por el invasor. Después de Poltava, Federico
Augusto I volvió a su trono, y entonces tuvo que resignarse a admitir la influencia rusa, que se
hacía cada vez más acentuada.
La realidad era que Polonia estaba condenada a desaparecer por la debilidad de su situación
interna. Desde que se había establecido el régimen electivo y el sistema de estrecho control de
la monarquía por los cuerpos colegiados que representaban a la nobleza, los reyes carecieron
de fuerza para oponerse a los poderosos vecinos que habían ido surgiendo a su alrededor:
Suecia, Rusia, Prusia, sin contar la influencia que ejercían en su vida política Austria y Francia.
Estanislao I Leszczynski, cuya hija había casado en 1725 con Luis XV de Francia, fue
proclamado rey por segunda vez en 1733, al morir Federico Augusto I, con el apoyo de la
nobleza; este hecho precipitó la intervención de Rusia, que lo consideraba hostil a sus
intereses. Estanislao I debió abdicar y fue elegido entonces Federico Augusto II, que reinó
desde 1734 hasta 1763. Durante su reinado, la familia de los Czartoryski procuró reformar la
constitución polaca para fortalecer su estructura interna. Paro los monarcas europeos habían
decidido ya repartirse Polonia y se opusieron a todo, de modo que, cuando murió el rey,
impusieron a Estanislao II Poniatowski, favorito de Catalina de Rusia, para ocupar el trono
polaco.
Este hecho tuvo consecuencias trágicas para Polonia. Los rusos comenzaron a intervenir aun
más activamente en su política interior y sus tropas entraron en el país. Poco después, a raíz de
la guerra entre Rusia y Turquía, Austria, Prusia y Rusia convinieron en repartirse el territorio
polaco en 1772, y de ese modo se coligaron para resistir a los enemigos comunes. Más tarde, en
1793 y en 1795, se reajustó la división territorial hasta hacer desaparecer totalmente a Polonia.