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HISTORIA MODERNA - Los países del Báltico
LA OFENSIVA SUECA
Tras el breve reinado de Cristina, sucesora de Gustavo Adolfo, había llegado al trono de
Suecia Carlos X, en 1654. Sus campañas contra Polonia y Dinamarca, aunque muy
espectaculares, no lograron éxito definitivo. Polonia, en efecto, fue respaldada por Austria, y
Dinamarca fue apoyada por una coalición marítima de la que formaron parte Ho- landa,
Francia e Inglaterra.
Esta primera guerra del Norte terminó en 1660. Cuarenta años más tarde debía estallar la
segunda, en circunstancias todavía menos favorables para Suecia porque ya por entonces se
levantaba Rusia con un aire amenazador fue el héroe de esa guerra el joven Carlos XII, ante
cuya energía se descubrieron los más encarnizados de sus enemigos.
En 1697 llegó Carlos XII al trono, cuando era todavía un joven. Por obra de su padre encontró
un reino organizado, con buenas rentas y buen ejército, aunque minado por la resistencia de la
nobleza, sometida a la corona no sin violencia. A un miembro de esa nobleza se
debió la
gestión de la vasta alianza de los enemigos de Suecia. Entraron en ella Sajonia, Polonia,
Dinamarca y Rusia, y desencadenaron la guerra en 1700 invadiendo Livonia. Pero Carlos XII
se mostró entonces como un extraordinario conductor y venció a sus enemigos en todos los
frentes. Desgraciadamente para él, consideró que el mayor peligro estaba en Polonia y
Dinamarca, y dedicó a someterlas algunos años que Pedro el Grande de Rusia, por su parte,
aprovechó para prepararse cuidadosamente. Por esa circunstancia, cuando Carlos XII se
decidió a dar cuenta de las tropas rusas, e invadió el territorio helado, se encontró con un
ejército formidable que lo derrotó en la batalla de Poltava, en 1709.
Carlos XII marchó a Turquía y trató de jaquear a Pedro de Rusia desde ese lado, pero no tuvo
mayor éxito; con todo, mantuvo la guerra hasta su muerte, en 1718, y sólo tres años después,
en 1721, lograron los rusos firmar la paz de Nystad, en la que se aseguraba su triunfo.
Desde entonces, la situación de Suecia quedó oscurecida por el vigor de la Rusia de Pedro el
Grande y de Catalina, así como por la Prusia de Federico II. Las aspiraciones de Suecia a la
hegemonía en el Báltico quedaron malogradas, tras haberse afirmado más de una vez por obra
de los brillantes estrategos que ocuparon su trono.
EL REY CARLOS XII DE SUECIA. Con vastos proyectos para engrandecer su patria, Carlos
XII debió ceder ante el ímpetu de su enemigo Pedro el Grande de Rusia. Aun vencido,
persistió en sus proyectos, hasta que cayó asesinado.