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HISTORIA MODERNA - Inglaterra y Holanda en el siglo XVIII
LA REINA ANA
En 1702 murió Guillermo III y le sucedió en el trono la princesa Ana, hermana de María e hija
también de Jacobo II. Durante todo su reinado —que duró hasta 1714— Inglaterra mantuvo la
guerra contra Francia. Sus ejércitos, mandados por el duque de Marlborough, actuaron con
marcada eficacia junto a las fuerzas imperiales contra los franceses, sosteniendo que la unión
de Francia y España constituía un peligro inminente para Europa. Pero cuando un peligro
semejante apareció por el lado de los Habsburgo, Inglaterra firmó con Luis XIV el tratado de
Utrecht, con el que obtuvo algunas notables ventajas. En efecto, logró entonces Inglaterra
varios territorios importantes en América, a costa de España y Francia, y quedó en posesión de
Gibraltar, que le otorgaba el control del Mediterráneo. Pero además, obtuvo importantes
ventajas económicas, pues pudo negociar con las colonias españolas y, sobre todo, encargarse
del tráfico de esclavos con carácter de monopolio. Por esta última circunstancia, pudo tener
bases de operaciones que, además, le servían para introducir otras mercaderías de
contrabando.
En cuanto a la política interior, la reina Ana se preocupó por resolver el problema de las
relaciones entre Inglaterra y Escocia. En 1707 se firmó el Acta de
unión, mediante la cual
Inglaterra y Escocia reconocían un mismo rey y un mismo Parlamento, aunque se autorizó a
Escocia a que conservara la religión presbiteriana, así como también sus leyes tradicionales,
según las cuales gobernaría el rey.