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HISTORIA MEDIEVAL - Los reinos romano-germánicos
LOS CARACTERES GENERALES DE LOS REINOS ROMANO-GERMANICOS
Todos estos reinos reciben un nombre genérico que los caracteriza: se los llama reinos romano-
germánicos. Con esa designación se quiere dar a entender que se constituyen con elementos de
uno y otro origen y que muchos de sus caracteres resultan de la fusión de esos elementos. Esta
particularidad explica muchos de los rasgos de la historia y la cultura europeas.
Pese al nombre de bárbaros con que los romanos conocían a los germanos, nombre que
entrañaba la idea de que eran extranjeros y escasamente civilizados, los germanos
manifestaron una total admiración por la civilización romana. Es cierto que, en ocasiones, las
circunstancias de la guerra los llevaron al saqueo de las ciudades y a la matanza de las
poblaciones. Pero fue más bien resultado de las necesidades militares que no impulso
destructor. En efecto, la suprema aspiración de los pueblos bárbaros fue instalarse en territorio
romano, apoderarse de sus ciudades y gozar de las ventajas de la civilización que el imperio
había creado. Esta admiración por la vida civilizada no excluía, sin embargo, cierto desprecio
por los romanos mismos, a quienes juzgaban desprovistos de las virtudes varoniles que habían
hecho, antaño, la gloria de Roma. Por eso ocuparon el país, mantuvieron de la civilización
romana todo lo que no atentaba contra su seguridad y su poder, y desplazaron a los romanos
de la dirección política y militar de sus estados.
Los distintos pueblos germanos monopolizaron, en efecto, las funciones militares; lo que
restaba del ejército romano desapareció o fue absorbido por la organización germánica. Lo
mismo pasó con las funciones políticas, aunque en menor escala; junto a las autoridades
germánicas subsistieron, a veces, algunas instituciones que, por su complejidad, quedaron en
manos de romanos de confianza. En cambio, los germanos mantuvieron la organización civil
de los romanos, sobre todo en cuanto se refería a la población de ese origen, que seguía siendo
la mayoría. Sólo para los germanos se mantuvieron las disposiciones civiles tradicionales entre
ellos, las cuales se aplicaban también cuando surgía una cuestión entre un romano y un
germano.
Así se fue produciendo la fusión legal, que originó la aparición de los más curiosos
documentos de esta época: la "Ley romana de los visigodos", la "Ley romana de los
burgundios" y tantos otros. Eran códigos en los que se ajustaban los principios del derecho
romano —común a todas aquellas regiones—a las necesidades específicas de cada uno de los
reinos, según la situación y el carácter del pueblo conquistador.
Lo que pasó con la legislación pasó con la lengua. También el latín era lengua común en toda
la extensión del imperio; pero la deformación que los diversos pueblos introdujeron en el
tronco originario dio lugar a la progresiva diferenciación de las lenguas romanees. Y aun en
otros aspectos se produce el mismo fenómeno, que caracteriza la unidad que subsiste por
sobre la variedad propia del mundo europeo.