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HISTORIA MEDIEVAL - Los principales Estados en la baja Edad Media 
ALEMANIA
Después de la muerte de Federico II, el papado consiguió conjurar el peligro que lo
amenazaba; en efecto, durante veintitrés años no se eligió emperador, y la enérgica política de
los Hohenstaufen quedó malograda. Las consecuencias del interregno alemán —que se
prolongó desde 1250 hasta 1273— fueron inmensas. Los emperadores elegidos después de esta
última fecha carecieron, en general, de recursos para emprender una política centralista frente
a los grandes feudales, los cuales, en consecuencia, afirmaron su autonomía y tornaron el
Sacro Imperio Romano Germánico en una ficción con la que se encubría una suma de Estados
independientes.
En 1356, los señores más poderosos lograron que el emperador Carlos IV estableciera —en un
documento que se llamó la Bula de Oro— el sistema para la elección imperial. De allí en
adelante, sólo siete señores elegían al emperador: los obispos de Colonia, Tréveris y Maguocia,
el rey de Bohemia, el duque de Sajonia, el conde del Palatinado y el margrave de Brandeburgo.
Los demás señores sólo tenían posibilidad de hacer oír su voz en la dieta o asamblea del
imperio, que convocaba el emperador. Así se fue creando un sistema de dominación que
controlaban los feudales más poderosos, en cuyas manos quedaba prisionero el emperador.
Con todo, los duques de la casa de Habsburgo —a la que pertenecía el primer emperador
elegido después de 1273-- consiguieron que la elección recayera repetidas veces en su familia.
Salvo algunas interrupciones, ejercieron el restringido poder imperial durante largos períodos,
y, a fines del siglo XV, Maximiliano de Habsburgo hizo esfuerzos eficaces para robustecer su
posición.
Evidentemente, no resurgiría el poder imperial en Alemania. Se oponían a ello los grandes
señores; pero no se oponían menos las grandes ciudades comerciales e industriales del Hansa
germánica. Su aspiración fundamental era que el poder político no dificultara en modo alguno
sus actividades mercantiles, mas, en última instancia, preferían el gobierno propio y
procuraban no ceder en sus pretensiones. Esa resistencia sorda de todos los elementos del
imperio restringió las posibilidades de establecer un gobierno central fuerte; pero no impidió
menos la unificación del país. En efecto, cuando las principales potencias occidentales se
aglutinaban bajo el poder real, Alemania mantuvo su estructura feudal, razón por la cual entró
en la Edad Moderna con una marcada desventaja en la lucha por el equilibrio del poder.
BULA DE ORO. Reproducción del documento que estableció, en 1356, el régimen de elección
imperial en Alemania. Véase el sello de oro que le dio su nombre.