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HISTORIA MEDIEVAL - El Imperio Bizantino
JUSTINIANO Y SU EPOCA
LA CONSTRUCCION DE SANTA SOFIA. Católico fervoroso, Justiniano dio pruebas de su
celo persiguiendo severamente los restos del antiguo paganismo. Para evitar la difusión de
esas doctrinas, ordenó, en 529, la clausura de las escuelas de Atenas. En cambio, favoreció la
difusión del cristianismo, sin perjuicio de exigir para sí el estrecho control de la organización
eclesiástica.
Como testimonio de su fe, Justiniano ordenó construir en Constantinopla una suntuosa
catedral que puso bajo la ad-vocación de Santa Sofía. La construcción comenzó en 532 bajo la
dirección de dos arquitectos, Anthemio de Tralles e Isidoro de Aflicto. Cinco años después se
inauguraba la iglesia, en medio de la admiración de todos.
Santa Sofía es uno de los grandes monumentos del arte cristiano y su influencia fue enorme en
el desarrollo del arte medieval. Tiene tres naves y la cubre una inmensa cúpula, cuyo diámetro
es de treinta y un metros, que se apoya en cuatro arcos, asentados, a su vez, en otros tantos
pilares. Completan la techumbre dos semicúpulas, también de grandes dimensiones.
Lo más característico —fuera de la cúpula— es la decoración. Contribuyeron a su realización
artistas de diversas partes del imperio, cada uno de los cuales aportó las influencias
predominantes en su país de origen; así se recogieron allí las tradiciones ornamentales de Siria,
de Persia y hasta del Egipto. Lo más notable es la suntuosidad de los materiales, En los
revestimientos abundan los mármoles de distintos colores, los pórfidos, los metales preciosos.
Cubren sus superficies lisas magníficos mosaicos y sus capiteles asombran por su fino trabajo.
Todo ello dio origen a un estilo arquitectónico —el bizantino— que luego se imitó por todas
partes, porque Santa Sofía fue la más importante construcción religiosa que se realizó por
aquellos siglos en el mundo cristiano.
Las influencias orientales cristalizaron de manera evidente en el modo de representar la figura
humana; en los mosaicos, en las tallas y en las pinturas, se prefirió decididamente el estatismo
oriental —que ya se había difundido durante el Bajo Imperio— y se rehuyó la representación
del volumen. Así se definió la iconografía cristiana primitiva, que prevaleció durante toda la
Edad Media.
CONSTANTINOPLA. SANTA SOFIA. Como testimonio de la grandeza del imperio y del
triunfo de la fe cristiana, Justiniano quiso erigir en Constantinopla un monumental templo.
Este fue la basílica de Santa Sofía, en la cual trabajaron arquitectos y artistas de diversos
orígenes: así se perfilé, con diversos aportes, el estilo bizantino, propio de la catedral
constantinopolitana, que luego imitaron muchas construcciones del Occidente.