Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
HISTORIA MEDIEVAL - La Europa feudal 
LOS COLONOS LIBRES Y LOS SIERVOS
Entre los hombres que carecían de privilegios existían dos grupos bien diferenciados: los que
conservaban su libertad y los que no la poseían. Los primeros eran libres por su nacimiento y
podían buscar su subsistencia trabajando como mejor les pareciera; naturalmente, en una
época en que la economía era casi exclusivamente raíz, no tenían más recurso que ofrecer sus
servicios a los señores o monasterios propietarios de la tierra; si eran aceptados, se instalaban
con sus familias y se dedicaban a trabajar el suelo, recibiendo en compensación una parte de
las cosechas. Su situación era harto desgraciada; no sólo estaban indefensos desde el punto de
vista jurídico y sometidos a la arbitrariedad de los señores, sino que debían aceptar el
cumplimiento de diversas obligaciones y cargas penosas, tales como el pago de ciertas
contribuciones, y la realización de ciertos trabajos. Así, pues, el único signo de su condición
libre era la posibilidad de abandonar las tierras en que trabajaban y buscar otras cuyos señores
les fueran más propicios.
El siervo, en cambio, no poseía ese derecho; estaba atado a la gleba, se traspasaba de un señor
a otro con la tierra misma, y se lo contaba como un objeto en el dominio señorial. No sólo no
era dueño de su movimiento; no lo era de su persona ni del destino de su familia, porque si la
tierra se dividía, solían repartirse los hijos del siervo como se repartían los animales o los
objetos. Naturalmente, debía trabajar sin descanso y no recibía en pago nada más que lo
necesario para subsistir en las más misérrimas condiciones. Y como no tenía significación
jurídica, su vida estaba a merced del señor, que podía matarlo sin otra responsabilidad que la
puramente moral.