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HISTORIA MEDIEVAL - Europa en la época de las Cruzadas
LA SEGUNDA CRUZADA Y LA PERDIDA DE JERUSALEN
La conquista de la ciudad de Jerusalén sacudió a los distintos emires seldjúcidas que
dominaban las comarcas vecinas. Desde ese momento trataron de recobrarse de la sorpresa y
reconquistar la ciudad; pero los cruzados lograron asegurar la posesión de algunos puntos
importantes para fortalecer su situación, y especialmente algunos puertos de la costa siria. Sin
embargo, las discordias surgieron muy pronto entre los señores que defendían la plaza,
especialmente después de la muerte de Godofredo de Bullón, y poco a poco la situación se
tornó más comprometida para los defensores de Jerusalén, de modo que comenzaron a pedir
angustiosamente auxilio a los principales reinos europeos y al papa.
Una segunda Cruzada se organizó entonces, en ayuda de los defensores de Jerusalén. Luis VII
de Francia y Conrado III de Alemania encabezaron las expediciones que la componían,
dirigiéndose el primero directamente hacia la costa siria, en tanto que el segundo iba, por
Constantinopla, al Asia Menor. Las expediciones fracasaron; los alemanes fueron derrotados
en la batalla de Dorilea, en 1147, y no pudieron pasar de allí, en tanto que los franceses, una
vez llegados a Siria, sitiaron la ciudad de Damasco y esterilizaron sus esfuerzos en una
operación difícil e inútil. Así fue cómo la situación se agravó para los defensores de Jerusalén,
debido a la manifiesta incapacidad que demostraban los ejércitos feudales frente a las fuerzas
organizadas de los turcos.
Con todo, lo más grave no había ocurrido todavía. En la segunda mitad del siglo XII, los
distintos emiratos turcos comenzaron a caer dentro de la órbita de un jefe militar de
extraordinarias condiciones, llamado Saladino, que organizó desde el Egipto un estado casi
equivalente al antiguo califato. Saladino comenzó a eliminar los principales centros avanzados
de la resistencia cristiana y, finalmente, atacó a la misma Jerusalén, que logró tomar en 1187.
Una vez perdida la ciudad que guardaba el Santo Sepulcro, parecía como si la empresa de los
cruzados hubiera perdido su sentido. Sin embargo, las cosas habían cambiado mucho. La
posesión de algunos puertos importantes en la costa mediterránea del Levante había
contribuido, durante el siglo XII, a estimular un enorme desarrollo del tráfico comercial en
Europa occidental.
Estos intereses —no religiosos sino comerciales —obligaban también a conservar las
posiciones logradas; a ello se debió que el impulso que se había desatado a fines del siglo XI se
mantuviera ahora; y, en efecto, tras la pérdida de Jerusalén, nuevas expediciones llegaron al
Oriente para combatir contra los infieles y asegurar el mantenimiento del rico comercio que de
modo tan satisfactorio repercutía en Europa.
GUERRA CONTRA LOS TURCOS. Este antiguo grabado muestra una escena de batalla contra
fuerzas turcas. La disputa por la hegemonía del mundo que sostuvo Occidente contra los
turcos, ocupó buena parte de la Edad Media y es un episodio fundamental de ese período
histórico.