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HISTORIA ANTIGUA - La crisis del Imperio
LA INVASION DE LOS HUNOS  Y LA CAIDA DEL IMPERIO. LOS OSTROGODOS Y LOS
FRANCOS
Al promediar el siglo y, una nueva ola de invasores se presentó en las fronteras imperiales. Era
un pueblo de origen mogol que venía mandado por un caudillo implacable: Atila; lo seguían
numerosos pueblos que había sometido y con ellos constituía una inmensa masa humana que
amenazaba aplastar cuanto se opusiera a su paso.
Los hunos se lanzaron sobre Galia, pero el jefe de los ejércitos romanos, Aecio, consiguió
formar con sus tropas y las de los pueblos aliados un ejército poderoso que derrotó a Atila en
la batalla de los Campos Cataláunicos, en el año 451. La victoria fue tan efectiva que los hunos
debieron alejarse, y, aunque provocaron nuevos males para el imperio, dejaron de constituir
un peligro. Poco después murió Atila y el imperio que había formado se deshizo, quedando en
libertad los pueblos que le estaban sometidos.
Sin embargo, el Imperio de Occidente no pudo aprovechar esta victoria. La autoridad del
emperador estaba corroída y la púrpura imperial caía en manos de quienes señalaban los
ejércitos bárbaros más poderosos e influyentes en cada momento. Finalmente, el jefe de los
ejércitos mercenarios del imperio, Odoacro, decidió poner fin a la dignidad imperial, y
sublevándose, depuso al emperador Rómulo Augusto y se proclamó rey de Italia, sin que
volviera a elegirse emperador en Roma. Así terminó el imperio, de tan gloriosa tradición.
Después de la desaparición del imperio, dos nuevos pueblos germánicos aparecieron en
territorio imperial para establecerse allí definitivamente. Los ostrogodos, mandados por
Teodorico, recibieron del emperador de Oriente la misión de expulsar a Odoacro de Italia y
establecerse allí en calidad de aliados y en nombre del imperio. Teodorico logró su propósito y
así nació un nuevo reino: el de los ostrogodos de Italia. Por la misma época, aunque en
condiciones distintas, los francos se apoderaron del norte de Galia y se establecieron allí
definitivamente. Nada quedaba ya del antiguo imperio occidental que no hubiera caído
sucesiva pero definitivamente en manos de los invasores germánicos.