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GEOGRAFIA POLITICA - Cuestiones de demogeografía
CARACTERES FISICOS Y ESPIRITUALES DE LA POBLACION
También estamos en un campo de polémica cuando se trata de las influencias geográficas, o
sea del medio físico, sobre los caracteres físicos y espirituales del hombre. Pero a este particular,
como en tantos otros, lo que se contesta y niega son las tesituras absolutas y explicaciones
unilaterales; sería por cierto insensato pretender que el clima es causante de los caracteres de la
pigmentación de los diversos grupos humanos, pero no puede excluirse tal influencia en una
cantidad de rasgos somáticos y espirituales. Así, pues, parece fuera de duda que el clima frío
influye en la estatura de los individuos y da por resultado el crecimiento de quienes lo
soportan en una medida superior  que en los moradores de comarcas cálidas. Con esto no se
trata meramente de explicar la presencia de razas de pigmeos en las espesuras de las selvas
ecuatoriales y que los países nórdicos estén habitados por individuos de gran talla. Pero la
explicación biológica de la relación existente entre clima y estatura no es menos plausible. Se
admite que es problema capital de la fisiología la eliminación del calor animal, en la medida
gradual adecuada para mantener la temperatura del cuerpo: de tal manera en los climas
cálidos se debe favorecer la pérdida del calor animal y en los climas fríos cohibirla. Ahora bien,
el grado de pérdida de calor depende de la relación entre la masa corpórea y la superficie de la
epidermis, por lo cual los seres de menor talla pierden proporcionalmente más calor que los de
gran estatura. Las experiencias demuestran que los individuos de determinada especie o grupo
racial, trasladados a un clima más frío engendran descendientes más grandes, lo que se ha
observado no sólo en los hombres, sino se ha experimentado con animales.
Vamos ahora a examinar, por vía de ejemplo, un argumento en favor de las influencias
geográficas sobre los caracteres espirituales del hombre, el que nos suministra la expansión
geográfica de la religión musulmana, sobre lo cual el científico norteamericano Isaiah Bowman
ha llamado elocuentemente la atención. Si se superpone en un mapa del viejo mundo el área de
las precipitaciones insuficientes (menos de 250 mm anuales) y la extensión de las comarcas
donde se profesa el islamismo como religión dominante, se percibirá una coincidencia
sorprendente, sobre
cuyo carácter fortuito no parece que puedan formarse objeciones
insalvables. Ciertas prácticas rituales del credo musulmán sólo parecen compatibles con el
estado de espíritu que nace en las regiones áridas por el ansia de agua.