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GEOGRAFIA FISICA - Océanos y mares
La práctica de los sondeos, que comenzó a adquirir una verdadera importancia a partir de la
mitad del siglo pasado, ha permitido determinar gran número de profundidades marinas y ha
hecho que hoy podamos formarnos un concepto bastante claro del relieve submarino.
Un sondeo consiste en la operación de medir una profundidad marina o de cualquier otra
masa de agua (río, lago); si dicha profundidad es pequeña, la operación resulta fácil, bastando
una larga cuerda en la cual nudos o marcas especiales pueden indicar los metros o brazas (cada
braza mide 1,83 m); una masa de plomo atada en el extremo que va a sumergirse facilita el
descenso de la cuerda. De todas maneras, cuando se va a leer el valor de la profundidad hay
que cerciorarse si la cuerda se mantiene vertical o si no se ha desarrollado más de lo debido.
Cuando se trata de varios miles de metros, el problema de hacer un sondeo se complica
muchísimo, requiriendo la operación una importante pérdida de tiempo, instrumentos
especiales y muchos cuidados. Se utilizan entonces máquinas de sondar que desarrollan una
cuerda compuesta por hilos de acero trenzados en cuyo extremo una pesa de metal de varias
decenas de kilogramos va suspendida de tal manera que se desprende automáticamente al
alcanzar la sonda el fondo oceánico; terminada la operación, al arrollarse la cuerda sobre un
tambor, se sube un tubo que trae muestras del material en el cual había penetrado a cierta
profundidad y que facilita el conocimiento de la estructura y composición de una delgada
porción de la corteza terrestre cubierta por las aguas oceánicas. El tubo puede sustituirse por
otros dispositivos más eficaces, incluso la sonda cañón, que penetra en el fondo impulsada por
un fuerte explosivo.
Modernamente se han realizado muchos sondeos con gran ahorro de tiempo, utilizando las
ondas sonoras. En principio la operación consiste en lo siguiente: en el extremo de un buque se
emite un sonido muy fuerte y se le percibe al cabo de varios segundos en el otro extremo
cuando regresa después de haberse reflejado en el fondo oceánico. Conociendo la velocidad
del sonido en el agua de mar y el tiempo que ha empleado para ir y volver desde el fondo,
puede deducirse inmediatamente la profundidad. Por ejemplo, si el sonido emitido ha tardado
12 segundos en regresar, como su velocidad es de alrededor 1.500 m. por segundo en el agua,
la profundidad será la mitad de 1.500 por 12, ya que el total sería el camino de ida y vuelta,
mientras que la mitad es la distancia que interesa conocer.