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GEOGRAFIA FISICA - La atmósfera y los climas
ALISIOS Y MONZONES
Hasta hace poco se suponía que en el seno de la atmósfera soplaban permanentemente los
vientos alisios, dirigidos de las altas latitudes a las bajas. Su existencia se explicaba por el
constante movimiento ascensional a que se ve sometido el aire ecuatorial, dilatado por el
exceso de calor, que provoca el consiguiente movimiento de masas de aire más frío
procedentes de regiones distantes de la región que circunda al ecuador.
El mínimo de presión se encontraría en la franja ecuatorial, llamada también zona de las
calmas, por ser en ella poco comunes los movimientos horizontales de aire, y el máximo se
encontraría en las proximidades de ambos trópicos, o mejor aun a 30° de latitud Norte y Sur.
Estas diferencias de presión determinarían el movimiento del aire próximo a la superficie en
dirección al ecuador, con desviación hacia la derecha en el hemisferio Norte y hacia la
izquierda en el hemisferio Sur (terminando tanto el alisio del Nordeste como del Sudeste por
ser vientos procedentes del Este); lejos de la superficie del suelo o del mar, un contralisio
soplaría del ecuador a las zonas de alta presión situadas a 300 de latitud, constituyendo una
corriente de compensación.
De las zonas de presión máxima próximas a los trópicos el aire se desplazaría además hacia las
regiones polares, contando también con corrientes superiores de compensación.
Esta teoría relativamente simple de la circulación aérea general ha debido ser abandonada en
parte por no haberse podido comprobar la real existencia de los contralisios de las grandes
alturas; además, se ha podido demostrar que los alisios no son vientos absolutamente
constantes y que la circulación de los vientos entre los 30° de latitud y las regiones polares es
sumamente irregular, ocurriendo los hechos a menudo al revés de lo previsto por la teoría.
Actualmente se sabe que el intercambio de aire polar frío y ecuatorial caliente se realiza en
períodos relativamente breves (una semana como término medio en el hemisferio Sur, y algo
menos en el Norte), debido a que verdaderas oleadas de aire polar invaden las zonas de clima
templado y aun cálido, haciendo retroceder a las masas de aire caliente o penetrándolas de
modo parcial, y originando una franja de separación llamada frente polar, donde se producen
infinidad de perturbaciones (nubosidad, lluvias, viento intenso, etc.); estas oleadas pierden
finalmente su energía y son rechazadas hacia las altas latitudes por oleadas de aire tropical de
temperatura más elevada, que provoca una intensa evaporación en las regiones por donde
pasa.
En ciertas comarcas del Africa y sobre todo en el Sur y Sudeste de Asia reina un régimen más
regular de vientos periódicos, que soplan la mitad del año en cierto sentido y la otra mitad en
sentido contrario. Tales vientos se llaman monzones.
Durante el verano se calienta la tierra más que el mar, y sobre ella el aire al dilatarse toma un
movimiento ascensional, que es compensado por la llegada del aire marino más fresco, y por lo
tanto, más pesado. Este constituye el monzón de verano, que tiene la virtud de refrescar algo la
atmósfera y de aportar abundantes lluvias, que junto al Himalaya, por ejemplo, resultan las
más intensas y constantes del mundo, registrándose 14 m. de altura de agua caída (contra 1 m.
que cae en Montevideo, o algo más de 2 m. en Recife, Brasil).
En invierno las condiciones se invierten, pues el aire que se encuentra sobre tierra es el que se
enfría más, soplando el monzón desde la tierra al mar.
La inversión de los monzones, que se realiza aproximadamente después de haber transcurrido
seis meses, va acompañada de terribles tempestades giratorias llamadas tifones.