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FILOSOFIA - La filosofía en el siglo XX
KLAGES Y SPENGLER
Una modalidad muy diferente toma la filosofía de la vida en los alemanes LUIS KLAGES
(1872...., El Espíritu como adversario del alma) y OSVALDO SPENGLER (1880-1939), La
Decadencia de Occidente).
Klages sustenta el extraño pensamiento de que el alma y el espíritu se hallan en una lucha
irreconciliable. Este último, dice, embota y destruye la vida, y con ésta, el alma, que es el
principio creador de la existencia.
El predominio del espíritu, cuya más nociva influencia se revela en una actitud racional, se ha
ido acentuando en los últimos siglos. Tal influencia destructora anuncia ya el término de la vida
humana (la técnica al servicio de la guerra, por ejemplo).
Parecido eco pesimista resuena en la filosofía de la historia de Spengler, quien se halla influido
particularmente por Goethe, Nietzsche y Bergson.
Spengler establece una substancial diferencia entre cultura y civilización. Las culturas son seres
vivos que se desenvuelven como plantas y animales; nacen, crecen y mueren. Son creadoras, en
toda la fuerza del término. Las civilizaciones, en cambio, son reproductoras, imitadoras; son,
algo así, como la momia de un cuerpo. En la historia, a toda cultura sigue una civilización.
Grecia, por ejemplo, fue una cultura; Roma, una civilización. Esta última es, por ende, la vejez
de cada etapa histórica. La historia ha de descubrir por la vía de la intuición las fases paralelas
por las que pasa toda cultura.
Cada cultura posee un alma peculiar, pero recorre el camino que va del nacimiento a la muerte.
La nuestra, la cultura de Occidente, con su alma fáustica, está ya pasando a la edad de la vejez,
de la civilización, en la que ya no se producen las grandes creaciones del arte, de la ciencia, de la
filosofía, de la religión; a la que sólo le queda la perspectiva de un trabajo técnico-organizador.
Si bajo la influencia de este libro, dice Spengler, algunos hombres de las nuevas generaciones se
dedican a la técnica en vez de la lírica, a la marina en vez de la pintura, a la política en vez de la
filosofía, obrarán conforme al destino de nuestra época.