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FILOSOFIA - La filosofía del Iluminismo
HERBERT DE CHESBURY, TOLAND, COLLIN, SHAFTESBURY, MANDEVILLE
La concepción teísta de Berkeley era en el fondo una réplica al deísmo inglés, cuyo fundador
hay que verlo en HERBERT DE CHESBURY (1582-1642). El deísmo enseña que Dios existe, que
ha creado el mundo, pero que no interviene en éste a manera de providencia divina. Fundada en
la razón esta concepción religiosa, excluye de sí los milagros. Los cinco postulados de la religión
natural, o deísmo, son: 1° Hay un Ser Supremo. 29 Debemos orar a él. 39 La parte más
importante de esta veneración la constituye la virtud unida a la piedad. 49 El hombre debe
arrepentirse de sus pecados y librarse de ellos. 59 El bien y el mal son premiados y castigados en
esta y en la otra vida. Lo que excede a estos cinco artículos es invención humana.
El más importante de los deístas ingleses, por su influencia literaria, es JOHN TOLAND (1670-
1722), quien hace ver en su obra El Cristianismo sin misterios, que en la doctrina de Jesús de
Nazareth no hay nada contrario o superior a la razón. "Los misterios son usos tomados de judíos,
que luego fijaron como sacramentos los padres de la Iglesia.
ANTONY COLLIN (1676-1729) es, acaso, más radical. Funda la doctrina del libre pensamiento.
En su obra que lleva el título Tratado sobre el Libre Pensamiento defiende la idea de que el
pensamiento libre es un derecho inalienable de la razón por sobre la Biblia y toda creencia
religiosa.
Tratando de conciliar la creencia con una concepción del mundo en la que tienen sus partes
tanto la razón como el sentimiento, aparece LORD SHAFTESBURY (1671-1713). El punto central
de su filosofía es el entusiasmo por lo verdadero, lo bueno y lo hermoso. La ética, la religión y la
estética se fundan sobre el sentimiento. El sentimiento moral (moral sense) es independiente del
religioso, pero halla en él su complemento. No nace del catecismo ni tampoco de la experiencia
solamente, sino que se origina en la naturaleza humana.
La filosofía de Shaftesbury culmina en un optimismo. Contra esta actitud se levanta la opinión,
un tanto cínica, de B. DE MANDEVILLE (1670-1733). En su folleto La fábula de las abejas, o
vicios privados, beneficio para los hombres, dice que el poder y florecimiento de una sociedad
no dependen de la virtud de sus individuos, sino de sus malas inclinaciones (vanidad, egoísmo,
hipocresía, mentira, vicio). Cuando en la vida en sociedad de su fábula se introduce la honradez,
la paz, la virtud, desaparece el poder, el brillo y la felicidad. Querer unir la grandeza y la
rectitud es un sueño vano.