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FILOSOFIA - La filosofía escolástica
SANTO TOMAS DE AQUINO
METAFISICA Y TEOLOGIA RACIONAL. —
La metafísica tomista se apoya en los conceptos
aristotélicos de forma y materia. En el hombre, una y otra constituyen, respectivamente, el alma
y el cuerpo. Todo ser tiene esencia y existencia, excepto Dios, que es acto puro, existencia pura,
cuya esencia viene a ser la propia existencia. La materia es el principio de la individuación: la
misma forma, al tomar diferente materia, da origen a los diversos ejemplares de la misma
especie. El alma es la forma sin materia.
Santo Tomás sustenta la idea que la existencia de Dios puede ser probada por la razón. De las
diferentes pruebas, las más importantes son tres.
La causa primera: la experiencia nos confirma el movimiento de las cosas, es decir, el paso de un
ser de la potencia al acto. Este movimiento se lo comunican unos objetos a otros, ya que por sí
mis mo ninguno puede iniciarlo. Mas esta cadena ha de tener un principio, "un primer motor",
porque el proceso no puede prolongarse hasta el infinito, lo que hace evidente la existencia de
uno que no necesitó de otro para moverse. Ese primero es Dios.
El ser necesario por sí mismo: la naturaleza nos enseña que hay cosas que pueden ser o no ser
(puede ser que nazca un árbol, puede ser que no nazca). Tales seres no pueden existir siempre.
Por consiguiente, si todos los seres han podido no existir, ha habido un tiempo en que nada
existía. Pero, ¿de dónde puede haber venido el mundo, si nada existía? Es preciso, entonces, que
haya un ser necesario por él mismo, que no haya requerido de otro para existir. Este ser
necesario es Dios.
La Perfección Suma. En el mundo existen cosas y hechos más o menos buenos, verdaderos,
bellos, ello es, a mayor o menor distancia de un prototipo. Tal valoración humana no podría
establecerse si no existiera lo bueno, verdadero y bello por excelencia. Este dechado de
perfección es Dios.
Las pruebas de la existencia de Dios formuladas por Santo Tomás, dejan establecido que Aquél
es el creador del mundo. La idea de creación, no aceptada por la filosofía griega, es el paso de la
nada al ser (creatio ex nihilo). La creación puede ser eterna o en el tiempo. El mundo ha tenido
un comienzo en el tiempo. Esto no puede demostrarse pero no contradice a la razón.
— La ética tomista se halla anclada en la metafísica. Supone que todos los seres tienen un fin
prefijado (finalismo metafísico). La inclinación natural de un ser hacia su fin se denomina su
tendencia natural o su naturaleza. Ahora bien, a causa de la creación divina, por antonomasia
perfecta, de los fines que rigen el universo, resulta "que el ser se perfecciona siguiendo el
impulso de la naturaleza. Buscar su fin natural (o su bien como por igual se declara) y
perfeccionarse es una misma cosa"; lo que trae aparejada, asimismo, la felicidad. 
¿Cuál es el fin natural del hombre? De la respuesta a esta pregunta depende en última instancia
el concepto de bondad de la doctrina, o como en la ética actual se dice: su principio de
valoración moral. Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás admite que el hombre es un ser
complejo. Participa, en primer término, como todos los demás seres, de la inclinación hacia el fin
común de la conservación de sí mismo. El hombre tiene, además, una tendencia natural común
a todos los seres vivos, que se manifiesta ya en la relación erótica de ambos sexos, ya en la
manutención (conservación y amparo) de los hijos, etc. Pero, en tercer término, el hombre está
dotado de un impulso racional que, puntualmente, lo distingue de los otros seres. La aspiración
a la verdad, la aptitud de vivir en sociedad, y otras virtudes semejantes, son sus más claros
efectos.
De estas ideas se desprende en último recurso la conclusión ética de la filosofía tomista. Si por
naturaleza busca el hombre el conocimiento de la verdad, su desideratum supremo no puede
radicar, por decirlo así, en la posesión de verdades relativas e incompletas, sino en la verdad de
las verdades, en lo absoluto, en Dios. El objeto en que nuestra naturaleza encuentra su reposo
absoluto, no es otro que Dios mismo, el Bien in-creado. Un objeto no puede ser causa suficiente
de la felicidad del hombre si no realiza toda la perfección de que es susceptible la naturaleza
humana. Es así que sólo Dios cumple esta condición. Luego sólo Dios es nuestro fin.