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FILOSOFIA - La filosofía escolástica
SAN ANSELMO Y LA DISPUTA DE LOS UNIVERSALES
Desde fines del siglo x se percibe en Europa una renovación del pensar antiguo. Aparecen por
doquier dialécticos, filósofos, peripatéticos. Pero hasta el siglo
XI, con SAN ANSELMO DE
CANTERBURY (1035-1109) no adquiere el movimiento escolástico sus claros perfiles. Acuña la
divisa credo ut intelligam (necesito creer para comprender), que significa el tránsito de la
inmediatez de la fe a la penetración racional, aunque tan sólo en el sentido de que el dogma es
irrefutable por la razón, ya que constituye la absoluta norma para el pensar.
La fama de Anselmo proviene de su célebre prueba ontológica de la existencia de Dios,
contenida en su escrito Proslogium. El argumento ontológico es el ensayo de probar la existencia
de Dios partiendo de su concepto mismo. Bajo Dios entendemos, según la definición, lo más
perfecto que en general puede ser pensado. Incluso el ateo posee este concepto. Pero lo perfecto
por excelencia no puede existir tan sólo en el intelecto, pues entonces dejaría de serlo, ya que
existiría algo fuera de la conciencia superior a él. Por lo tanto, caemos en una contradicción si no
se reconoce que Dios existe también fuera de nosotros. (Que este argumento incurre en un
paralogismo, ya lo hizo ver un contemporáneo, el monje Gaunilo. ¿Existe necesariamente, por
ejemplo, la isla más perfecta por el hecho de pensarla?)
En su libro Cur Deus Horno? (¿Por qué Dios se hizo hombre?) trata San Anselmo de explicar el
dogma de la encarnación y de la redención, recurriendo a la humanización de Dios en Cristo.
En paralelo inseparable con el problema teológico se plantea y desenvuelve el
tema de la
naturaleza de los conceptos universales, que, a decir verdad, vino a constituir el punto central
de la formación filosófica en la Edad Media.
La cuestión es ésta: ¿poseen los conceptos, los universales, esto es, los significados generales de
las palabras, realidad externa o simplemente son productos de la mente humana y, por ello,
meros nombres? ¿Es Dios, por ejemplo, una realidad en sí, o una mera generalización y nombre
de las tres personas divinas? Anselmo y los místicos tomaron un partido; ROSCELINO (1050-
1125), otro. Los primeros dicen que los universales son cosas (en latín res); de allí que se llame
realismo a su doctrina; los segundos no les dan otro carácter que el de nombres (en latín nomina)
y son los nominalistas.