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FILOSOFIA - La filosofía escolástica
ALEJANDRO DE HALES Y SAN BUENAVENTURA
Durante el siglo XIII, la filosofía cobra un auge inusitado en Europa. La fundación de las
universidades y el conocimiento de casi toda la doctrina de Aristóteles, produjeron tan notorio
desarrollo. Tres grandes corrientes luchan entre sí por la hegemonía intelectual: el
franciscanismo, el tomismo y el averroísmo. El hogar intelectual de la filosofía es la Universidad
de París, bien que no dejan de tener su importancia Oxford y Colonia.
ALEJANDRO DE HALES (1180-1245) fue el primer franciscano que sentó cátedra en la
Universidad de París. Redactó una Summa Theologica, el modelo más importante de las
summas, o sean resúmenes teológico-filosóficos y que tanto abundaron desde el siglo XIII.
El Doctor irrefragabilis, como se le designó más tarde por su habilidad dialéctica, toma el
método del sic et non de Abelardo y desarrolla su filosofía dentro del pensamiento agustiniano,
carácter dominante del franciscanismo, no sin aprovechar la doctrina aristotélica, cuyos escritos
conoció casi en su integridad. Acepta una materia universal y una pluralidad de formas
substanciales. El alma humana es forma pura.
El discípulo más sobresaliente del halense fue Juan de Fidanza, llamado más
tarde SAN
BUENAVENTURA (1221-1274).
Nació en Bagnorea y desde muy joven ingresó a la orden de los franciscanos, de la que llegó a
ser general. Murió siendo cardenal, durante el concilio ecuménico celebrado en Lyon, concilio
que le confirió el título de Doctor seraphicus. De entre sus obras, destacan: Comentario a los
libros de sentencias de Pedro Lombardo, Itinerarium mentis in Deum, De reductione artium ad
theologiam, Quaestiones disputatae.
La filosofía es, para San Buenaventura, un itinerario de la mente hacia la causa primera, Dios, y
comprende tres etapas: el mundo como huella; el alma como imagen, y la contemplación mística
como unión con la Divinidad. Como los victorinos, distingue los ojos de la carne, que sólo nos
permiten hallar con los sentidos los rastros de las perfecciones divinas en las criaturas materiales,
los ojos de la razón y los de la contemplación. Unicamente en este último estado, nuestra alma
llega directamente a Dios, y no llega, en cambio, en la forma natural de nuestro conocimiento.
San Buenaventura acepta la doctrina de la iluminación, que explica el origen de las ideas en el
hombre gracias a una acción divina sobre la inteligencia. Dios es la luz del intelecto humano.
También acepta el Doctor seráfico la doctrina del hilomorfismo, y postula la idea de que el alma
y el cuerpo son dos substancias en sí independientes. El principio de individuación, ello es, la
razón metafísica que acepta lo peculiar e intransferible de cada ser, no puede radicar sólo en la
materia. El alma, al unirse al cuerpo, es algo ya individual. La individuación resulta de la unión
de la materia y la forma. "Esto tiene importantes consecuencias. Las dos principales, hacen
referencia a la supervivencia del alma y a la individuación de los ángeles. Si el alma es ya una
substancia completa, no hay dificultad ninguna en que sobreviva a la destrucción del cuerpo.
Los ángeles, compuestos de materia y forma, se individualizarán dentro de una especie, y no
será necesaria la tesis tomista de que cada uno constituye una especie".
La filosofía de la historia de San Buenaventura indica que Dios ha hecho al hombre a su imagen,
y en el proceso de la creación hay que contemplar el origen y destino del mundo: a los seis días
de la creación y al día de descanso corresponden las siete épocas del universo y del hombre, las
siete épocas en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, que son las etapas del conocimiento
progresivo de Dios.