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ECONOMIA POLITICA - La producción
LA MAQUINA MARAVILLOSA QUE NOS ABASTECE DE TODO LO NECESARIO
La producción consiste en la creación de riqueza capaz de satisfacer
las necesidades
humanas, mediante el empleo de materias primas y fuerzas naturales que no pueden
satisfacerlas en su estado original. Algunos autores no hablan de creación de riqueza,
puesto que el hombre nada crea, sino que sólo transforma lo creado.
El hombre tiene como primera materia los bienes, tal cual se los ofrece la naturaleza y que
son anteriores a él; sobre ellos aplica el trabajo y el capital, en una conjunción de esfuerzos
llamada comúnmente empresa, y los transforma en bienes económicos, es decir, en bienes
útiles.
Es difícil establecer los límites exactos de este complejísimo proceso o determinar cuándo
un trabajo es económicamente productivo. Se dice que el proceso productivo no sólo
comprende, por ejemplo, el trabajo del ganadero que cría vacas lecheras, sino también el
del lechero que reparte la leche en los lugares donde y cuando se necesita; así, un cubo de
leche sito en la granja a cincuenta Km. de la capital, es para el consumidor de la misma
como si no se hubiera producido hasta que el repartidor la deposita en la puerta de su casa.
Además, el trabajo no puede calificarse de productivo o improductivo, según pensemos
que sus resultados son buenos o malos, útiles o inútiles, lo cual originaría un proceso de
selección que no corresponde a la Economía. La única prueba de que una actividad es o no
económica se encuentra en que satisfaga o no una demanda. A la Economía no le interesa
más. "No investiga si la persona que ha comprado una cosa queda satisfecha después de la
compra, o la tira a la basura y dice que el trabajo invertido en ella es productivo o
improductivo. La única pregunta que hay que responder es ésta: ¿hay alguien que esté
dispuesto a pagar dinero para que este trabajo se haga? Cuando la respuesta es sí, entonces
el trabajo es económicamente productivo". Tal afirma Scott, en su obra: Curso Elemental de
Economía. Aclara el autor citado que no puede formularse en forma tan rigurosa la
proposición contraria, ya que se ejecuta mucho trabajo productivo sin que se pague dinero
por él.
Por consiguiente, el proceso productivo cubre toda la vida económica; y no hay ninguna
actividad que satisfaga una necesidad humana (salvo las de tipo espiritual) que caiga fuera
de su objeto.
Dentro de este vasto y complejísimo campo de actividad existen dos hechos salientes que
pueden seleccionarse y utilizarse para explicarlo. El primero es la división del trabajo, que
puede ser de dos clases: por un lado tenemos por cada hombre un oficio, que nos da
jardineros, carpinteros, etc.; por otro lado, tenemos por cada hombre una milésima de
oficio, que nos da el obrero de la fábrica, que realiza sólo una parte del trabajo destinado a
fabricar un producto. Todo el sistema económico se basa en la división del trabajo; por eso
es uno de nuestros hechos salientes.
El otro hecho saliente es el éxito realmente asombroso de todo el proceso. No funciona a la
perfección —está muy lejos de ello—; ahí están para recordárnoslo las viviendas sórdidas,
la desocupación, el trabajo extenuante, las comidas sin apetito en un extremo de la ciudad y
el apetito sin comida en el otro; pero en conjunto, funciona. Millones de personas dedican
toda su vida de trabajo a producir cosas que ellas, personalmente, no utilizan, confiando en
que al mismo tiempo otros produzcan las cosas que sí necesitan. Y, en general, su confianza
está justificada. El caos que hubiéramos podido esperar no es tal caos, sino una máquina
eficaz que funciona dentro de una especie de orden establecido. Este es nuestro segundo
hecho saliente.