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ECONOMIA POLITICA - Las necesidades de la vida humana
EL PROBLEMA ECONOMICO
Suponemos, pues, en una primera aproximación, que los hombres tratan de aumentar sus
satisfacciones o placeres mediante el dolor o sacrificio mínimo posible; y que obran y se
mueven con entera libertad, sin sufrir coacción alguna ni de parte del Estado ni de parte de
sus semejantes, transformando para tal fin los bienes económicos de todas las maneras
posibles.
Si el individuo tuviese tiempo y medios disponibles en abundancia tal que pudiese
disfrutar de todas las satisfacciones posibles, no existiría el problema económico. Pero
como los individuos no poseen el tiempo ni los medios suficientes para lograr plenamente
la satisfacción de todas sus necesidades, se presenta el problema de averiguar en qué forma
se deberán distribuir los medios y el tiempo disponibles, de forma de obtener la mayor
satisfacción posible que dicha disponibilidad de medios y tiempo permitan.
Para tal fin, el hombre se mueve económicamente; disminuye los medios y el tiempo
empleados en disfrutar de una necesidad que tiene cierto grado final o índice de urgencia,
para aumentar los que emplea en disfrutar de otra necesidad que tiene un grado final o
índice de urgencia mayor. Pero a medida que realiza estas traslaciones, el grado final de la
primera crece y el de la segunda decrece. Todo movimiento cesa, evidentemente, cuando
ambos grados finales de satisfacción son iguales.
Es decir, que el punto de máxima satisfacción se define para el individuo como aquel en el
cual logra la igualdad en los grados finales de satisfacción de todas sus necesidades. No
habrá otra forma de distribuir sus medios y tiempo que le procure mayor placer. Hasta
conseguir esa igualdad, el hombre actúa económicamente.
Dicha posición, llamada de equilibrio o equilibrio económico, es, como bien dice el profesor
Gondra, una hipótesis, una ficción conceptual útil en cuanto facilita el análisis de los
elementos del sistema económico. La realidad no es estática, como la suponemos en aquella
ficción, sino profundamente dinámica; y más que posiciones de equilibrio nos ofrece
tendencias hacia posiciones de equilibrio, que se divisan sin dificultad en algunos casos y
que no se divisan en otros. Porque las condiciones de equilibrio cambian más rápidamente
que la actividad que se despliega para tratar de adaptarse a ellas.
Al estudiar el precio, veremos este principio del equilibrio en situaciones más cercanas a la
realidad.