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ECONOMIA POLITICA - Los factores de la producción
AUMENTO Y DISMINUCIONES DEL CAUDAL HUMANO
Las causas vegetativas que determinan variaciones cuantitativas en la población, son: la
natalidad y la mortalidad. Sobre ambas influyen poderosamente los fenómenos
económicos. Según las estadísticas, a una elevación general de los sueldos y salarios,
corresponde en notable correlación un aumento en el número de matrimonios. Y es lógico;
en períodos de prosperidad económica es más fácil asumir las responsabilidades propias
del matrimonio y cumplir con los ulteriores deberes de crianza y educación de los hijos.
INGLATERRA - AÑOS 1880-1913
Sin embargo, la correlación perfecta que existe entre el aumento de sueldos y salarios, y el
número de matrimonios, no se manifiesta con respecto al índice de natalidad en forma tan
precisa. Podría suponerse que la mayor holgura económica daría como resultado una
mayor natalidad. Y no es así. En los países más civilizados y de mayor cultura, se observa
menor índice de natalidad en la clase rica que en la clase pobre y media.
En cuanto a la mortalidad, aumenta cuando se carece de los medios indispensables para la
subsistencia, hecho que la relaciona directamente con la situación económica. Tanto es así
que, como puntualiza GREFFIER, ciertas enfermedades son consideradas como
pertenecientes a la ciencia económica antes que a la Medicina, al reconocerles por causa
principal la falta de alimentos sanos, carencia de viviendas higiénicas, etc.
En cuanto a la composición de la población, interesa conocerla para poder establecer su
capacidad productiva, capacidad que varía de acuerdo con la edad, sexo y profesión.
Los niños y los ancianos no intervienen en el proceso productivo, o producen en cantidad y
calidad marcadamente inferior a las personas adultas; sólo debemos considerar para
nuestros fines a las personas comprendidas entre los catorce y cincuenta y cinco años de
edad, límites variables indudablemente, según el medio ambiente en que se viva. Algunos
economistas indican las edades de veinte a sesenta años, para delimitar la clase realmente
productiva.
La proporción en que están representados ambos sexos en el total de la población, es un
factor que ha ido variando con el tiempo, con tendencia a borrar la diferencia entre los
mismos. Para ciertas tareas, es característico el empleo de mano de obra femenina; el
desarrollo del maquinismo, con el consiguiente ahorro de fuerza muscular, ha permitido el
reemplazo del hombre por la mujer en ciertos trabajos, substitución que ha sido favorecida
por la economía que representa en los salarios.
El mayor número de profesionales aumenta la capacidad productiva de la población.
Cualquier industria o acto de producción que se pretenda desarrollar en un país, contará
así con la asistencia técnica necesaria.
Además de las variaciones que producen en la población la natalidad y la mortalidad,
contribuye a su aumento o disminución los movimientos migratorios.
La inmigración produce el aumento, consistiendo en la entrada de personas en el país; la
emigración es el fenómeno contrario. Tanto la inmigración como la emigración, reconocen
diversas causas; ellas pueden ser políticas, económicas o religiosas.
Los países viejos, superpoblados, cuyas reservas económicas están exigidas al máximo,
presentan a veces condiciones demasiado duras para las clases menos acomodadas, lo que
ocasiona el traslado de las mismas en busca de países nuevos, con escasa densidad de
población, y en los cuales la gran cantidad de riquezas inexplotadas da lugar a
posibilidades económicas enormemente mayores. A tales países nuevos, digamos América,
les interesa por otra parte aumentar la inmigración, fomentándola en toda forma —sin que
por ello prescindan de la selección rigurosa—, para conseguir que todas sus riquezas sean
puestas en marcha, lo cual se traducirá en beneficio común al elevarse el nivel de vida. Se
produce más, se gana más y se consume más.
Cuando el crecimiento vegetativo tiende a disminuir, o a mantenerse estacionario, tal como
sucede en la actualidad, el imperioso problema de aumentar la población en los países
escasos de ella, sólo tiene un remedio: abrir las puertas a la inmigración de trabajadores de
otros países. La mano de obra abundante hará fructificar sus campos y producir a sus
industrias, y, correlativamente, formará un mercado para sus propios productos.