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ECONOMIA POLITICA - La distribución
EL CONSUMO DE LOS BIENES
El consumo consiste en el acto de satisfacción de las necesidades mediante la aplicación de
los bienes producidos. Con el consumo de los bienes se cumple la última etapa del proceso
económico.
De acuerdo con la naturaleza del bien, el consumo puede significar la destrucción del
mismo, o puede permitir que con el mismo bien se satisfagan una serie sucesiva de
necesidades. El pan se consume totalmente en el primer uso; el vestido lo hace más
lentamente; la vivienda servirá por un número elevado de años.
Se ha dicho que los consumos pueden ser productivos e improductivos, llamando
productivos a los que se realizan con el objeto de producir un nuevo bien, destinado, a su
vez, a satisfacer necesidades; por ejemplo, la semilla que se siembra, la materia prima
industrial, etc., e improductivos a los realizados para satisfacer directamente nuestras
necesidades, como ocurre con los bienes
de alimentación, vestido, etc. En realidad, esta
división es impropia, puesto que no pueden considerarse consumos improductivos la
utilización de los alimentos, pues éstos se transforman en calorías que dan al hombre las
energías necesarias para atender con eficacia los distintos procesos de la producción. Lo
mismo que el hombre nada puede crear, sino a lo sumo transformar lo creado, tampoco
puede ocasionar el consumo total de los bienes. Estos, una vez consumidos, ya sea en el
caso de consumo productivo o consumo improductivo, reaparecen en otras formas
materiales o energéticas.
La designación apropiada para los consumos improductivos es la de "gastos". De acuerdo a
un orden de preferencia establecido, el hombre atiende a esos gastos en la siguiente forma:
1) Alimentos. 
2) Vivienda.
3) Vestidos.
4) Comodidades.
La alimentación, el vestido y la vivienda son las necesidades más apremiantes del común
de la gente; su satisfacción absorbe con ventaja la mayor parte del presupuesto total de
todas las clases, aunque no en la misma proporción. Fácilmente se comprende —resultando
confirmado por la investigación—el hecho de que las necesidades alimenticias en las clases
pobres absorban un mayor porcentaje de los gastos que en las clases media y rica. El
estadístico ENGEL formuló al respecto la ley que lleva su nombre y que establece que
"cuanto más pobre es una familia, tanto mayor es respecto del total de sus gastos la porción
correspondiente a subvenir a la alimentación".