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DIBUJO DE FIGURA - Estudio de una cabeza en yeso de formas simplificadas
PRIMER PASO
Presentamos como modelo una cabeza de yeso de grandes planos simples. Conviene recordar
que este ejercicio preliminar al estudio del modelo vivo, es sumamente ventajoso para el
estudiante. Le permite comprender mejor las formas generales que componen una cabeza y
descubrir su arquitectura propia, antes de enfrentarse con los problemas del modelo vivo,
problemas un tanto más difíciles para ser resueltos por una persona que se inicia en las
disciplinas del dibujo. Dificultades que se irán venciendo metódicamente, lo que permitirá
luego dibujar el modelo vivo con mayor seguridad, cuando los problemas de construcción de
una cabeza hayan sido comprendidos y resueltos en el modelo de yeso. Conocido el sistema
de cómo se debe dibujar una cabeza usando para ello la geometría, aplicaremos estos mismos
conocimientos a todas las otras cabezas, tanto en las de yeso como en las de modelo vivo, al
cual llegaremos después de haber dibujado varios modelos distintos de yeso, a fin de
comprender muy bien sus leyes invariables de construcción.
En la siguiente figura tenemos la primera etapa del dibujo.
En primer lugar se han trazado las dos diagonales sobre una hoja entera de papel Ingres,
usando para ello una carbonilla afilada en bisel (se recordará lo indicado al principio acerca
del papel de lija pegado a una maderita, etc.); con esa clase de carboncillos se ejecutará todo
el dibujo hasta su terminación, pues tienen la ventaja de permitir borrar fácilmente cualquier
error, usando la miga de pan, como hemos indicado anteriormente al referirnos a los
materiales para el dibujo.
Una vez dibujadas las dos diagonales para centralizar el modelo a fin de darle una buena
presentación dentro de la superficie total del papel, procederemos a dibujar primeramente la
cabeza. Para ello dibujaremos un óvalo, ya que todas las cabezas están encerradas —
aproximadamente— dentro de las formas de un huevo.
Cuando se va a dibujar sólo la cabeza y el cuello, se ubica el óvalo en el centro del papel, pues
lo demás es simplemente un detalle de construcción. En cambio, cuando se desea reproducir
también un poco de busto, se centraliza el modelo calculándolo en su tamaño de conjunto; en
este caso la cabeza quedará siempre en la mitad superior del papel. De esta centralización
resultará también la buena proporción de los espacios libres que rodean el dibujo.
Ya ubicada la forma geométrica dentro de la cual puede inscribirse la figura humana vista de
frente, pasaremos a dibujar el cuello (y finalmente el busto, si se desea) distribuyendo así
armónicamente las masas más importantes del conjunto, esto es, cabeza, cuello (y busto), sin
preocuparnos para nada de los detalles (ojos, nariz, boca, orejas o pliegues de un vestido, etc.)
hasta llegado el momento de la segunda etapa, donde se entrará a considerar la conveniencia
de colocar todos los detalles precitados.
Cumplidos todos estos primeros pasos, trazaremos dentro del óvalo el eje central que servirá
para indicar la posición de la cabeza (de frente completo, tres cuartos, etc.). Luego
procederemos a dibujar —en el lugar que corresponda—tres líneas más, que, siendo
perpendiculares al eje, pasan por los ojos, la nariz y la boca, respectivamente. Estas líneas
constructivas permiten establecer con propiedad la dirección, proporción, etc., de los detalles
que contiene una cara.