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DIBUJO DE FIGURA - Dibujo de un desnudo con modelo vivo
En la figura presentamos un ejemplo de cómo suelen aplicarse los conocimientos de la
geometría para dibujar con propiedad un desnudo.
Hemos tomado expresamente uno de los tantos ejercicios que realizan los estudiantes de
Bellas Artes en sus disciplinas diarias del dibujo de un desnudo con modelo vivo.
Aquí tenemos un trabajo compuesto por un conjunto de sólidos geométricos en torno a la
modelo.
Con el propósito de hacer más interesante el conjunto, se han agrupado diversos cuerpos
geométricos: prismas rectangulares de distintas medidas y proporciones, los que, al mismo
tiempo que sirven de apoyo al cuerpo humano, establecen el contraste necesario a fin de tener
una composición equilibrada.
El presente dibujo nos muestra en su parte inferior un plano de cierta amplitud: es la parte
superior de una tarima de madera donde los profesores colocan el modelo para que estudien
sus discípulos.
Deseando darle una mayor elevación al modelo, se lo ha colocado sobre un prisma chato de
madera. Detrás de la modelo aparece otro cuerpo geométrico: es un cilindro largo, vale decir,
una columna, que tiene hacia un costado otro prisma como el que sirve de apoyo a la modelo,
pero colocado en distinta posición. En el otro lado ha sido colocado también un sólido donde
se apoya un paño que sirve para unir los elementos geométricos al mismo tiempo que para
dar lugar al trazado de las líneas curvas que tiene, y contrastar así con las rectas de los
sólidos. Observemos que tanto el cilindro como los otros sólidos geométricos, al mismo
tiempo que sirven para el apoyo de la modelo —como en el caso del cilindro que a manera de
columna permite apoyar el brazo derecho— dichos sólidos van marcando especialmente las
líneas verticales, llamadas también líneas estáticas; el cuerpo de la modelo, en cambio, tiene
una serie de flexiones que van marcando de por sí líneas oblicuas, llamadas también líneas
dinámicas.
Cuando sea nuestra intención dar un aspecto agradable a cualquier composición, conviene
poner siempre un estado de equivalencia a las líneas, de suerte que las rectas estén cercanas a
las curvas y viceversa. Estableciendo este contraste las líneas se robustecen entre sí. Este
principio fundamental de las leyes de la composición tiene una aplicación constante en todas
las obras de arte, ya sean cuadros con representación de la figura humana, paisajes, o bien en
las esculturas, ya que las leyes del equilibrio son comunes a todas las artes plásticas.
Vamos a ocuparnos nuevamente del dibujo representado en la figura.
Vemos allí que el proceso para su realización tiene mucha semejanza con todos los otros
estudios realizados hasta este momento, en que por virtud de una disciplina intelectual que
nos hemos impuesto, llegamos a la meta más difícil del arte del dibujo, como es el realizar un
buen estudio del modelo vivo. Lo primero que debe pensar el estudiante cuando quiere
obtener un buen dibujo, es la manera de distribuir las masas más importantes del conjunto a
fin de que no se encuentre, una vez adelantado el trabajo, con la sorpresa de que no entra la
cabeza del modelo por falta de papel; esto les ocurre frecuentemente a las personas que no
saben de métodos, a pesar de estar en uso desde tiempos muy lejanos y haber sido
perfeccionados por la moderna pedagogía del dibujo.
Por tales razones, aconsejamos colocar en forma armónica el conjunto dentro de la hoja de
papel, comprendiéndole en su totalidad, es decir, todos los sólidos más el modelo vivo. Una
vez plantadas las masas principales, nos propondremos dibujar la figura humana con todos
sus detalles de construcción, puesto que es el elemento más importante en esta composición
que presentamos como ejemplo.
Como se ve, el dibujo ha sido muy bien plantado por el autor, valiéndose de líneas rectas
para construir su obra. Ellas nos facilitan enormemente la tarea, por cuanto nos permiten al
mismo tiempo medir las partes del desnudo por medio de ángulos agudos en algunos casos,
rectos en otros o bien obtusos, según la posición que tienen los miembros inferiores o
superiores.
Una de las cosas que no debemos olvidar es colocar el punto medió del desnudo, el cual
generalmente se halla a la altura del pubis si el modelo es de estatura común. Este centro
varía si el modelo es muy bajo o muy alto; pero en todos los casos conviene buscar la parte
media de la figura para trazar una línea que nos permita ver con facilidad si las dos mitades
del modelo están bien ubicadas en el papel. Esto facilita muchísimo la tarea del estudiante
por cuanto su ojo aún no tiene la seguridad necesaria para abarcar los conjuntos y por ello
comete innumerables errores en las proporciones de sus dibujos.
Una vez trazada la parte media del modelo, ya estamos seguros de que no nos faltará luego el
papel para dibujar el resto del cuerpo humano, pues nos bastará una simple mirada
calculando de antemano la superficie que deseamos ocupar para que el dibujo resulte de la
medida que el autor desea y no de otra cualquiera. Esto significaría trabajar en desorden y
por lo general un trabajo que resulta de cualquier medida, concluye por no gustarle ni al
mismo autor, quien —por lo común— se da cuenta de ello una vez concluido el trabajo. Así
es que debemos proceder a trabajar con método para obtener los dibujos en la medida que
nos proponemos. Por ello una vez trazada la línea que marca la mitad de la altura del
modelo, ya sea ésta horizontal u oblicua según la posición de las caderas, comenzaremos por
bosquejar con líneas rectas todo el conjunto para que al final no resulten los pies fuera del
papel.
El trazado del conjunto por medio de líneas rectas tiene la virtud de enseñarnos a ver si la
posición, tanto del tronco como de los miembros inferiores y superiores, está más o menos
justa. Las líneas verticales y horizontales que están cercanas nos indican fácilmente el grado
de inclinación que deben tener las líneas vecinas que vamos trazando con el propósito de
dibujar las formas, ya sean de una pierna, de un brazo o cualquier otra parte del cuerpo
humano.
Observemos que las piernas de la figura han sido encerradas dentro de líneas rectas,
aconteciendo lo mismo con el muslo, el tronco, los brazos, los sellos, la cabeza, etc. De esta
manera nos preocuparemos, hasta llegado el momento de los detalles, en su forma anatómica
característica. Al principio nos bastará con preocuparnos de las medidas que tienen los
huesos para saber proporcionar una figura humana; recordemos que las proporciones del
cuerpo humano las determinan siempre los huesos; en cambio, los músculos dan el
revestimiento exterior a la forma y mueven a los huesos cuando accionan por mandato del
sistema nervioso central ubicado en el cerebro.
En la misma figura se han levantado diversas líneas verticales para encerrar dentro de ellas a
la figura humana; de igual manera se han trazado otras líneas horizontales que sirven al
mismo tiempo para establecer ciertas proporciones y también para graduar la inclinación que
deben tener las oblicuas que les rodean.
El tronco de la figura humana tiene una ligera inclinación, la que por estar cerca de las líneas
rectas del cilindro y las otras vecinas aparece como muy inclinada por el contraste que éstas
le forman. Si trazáramos una línea entre el pubis y el esternón, veríamos que en realidad la
inclinación del tronco es muy suave y parecería aun menor si no estuvieran las verticales
cerca.
Una vez trazadas las líneas rectas que encierran a manera de caja el tronco, procuremos
encerrar de igual modo a los miembros inferiores, continuando de manera lógica, después del
torso, los muslos. Las tres líneas rectas que aparecen en el muslo derecho de la modelo nos
indican que una de ellas, la del centro, ha sido colocada con la intención de situar el eje, que
en este caso representa al hueso fémur; luego han sido trazadas las líneas rectas que encierran
a la pierna y al pie. Las líneas constructivas que en forma tan simple nos dicen del grado de
inclinación de la pierna, nos demuestran que ésta forma con el muslo un ángulo obtuso cuyo
vértice está en la rodilla. Esto nos ha permitido dibujar la línea que en forma de una letra s
muy abierta marca el relieve de las pantorrillas, el resto de la pierna y el talón. En la parte
anterior se procede de igual manera, indicando siempre los acentos principales de la forma.
De idéntico modo procederemos con el pie.
Tenemos ya plantadas las masas principales de una estatua o de un desnudo del modelo
vivo. A propósito del dibujo de estatuas creemos muy conveniente alternar los estudios del
modelo vivo con los de diversas estatuas. Consideramos muy útil este ejercicio, pero a
condición de no fatigar al alumno, quien por lo general desea dibujar el modelo vivo. Cuando
una persona desea dibujar cualquier estatua debe proceder de la misma forma en que lo hace
cuando dibuja el modelo vivo, por cuyo motivo no nos extendemos en explicaciones que ya
han sido dadas al tratar ese problema.
Hemos plantado, según decíamos, las masas principales del modelo, de suerte que ahora
podemos dedicarnos al dibujo más detenido del desnudo.
Teniendo ya resueltas las masas más grandes y difíciles de plantación procedemos a dibujar
mejor la cabeza, sin detallarla, sino resolviéndola por medio de grandes planos, tal como si se
tratara de un brazo o una pierna encerrándola también geométricamente en líneas rectas.
Observemos también la línea recta que une los hombros oblicuamente. Luego la vertical que
pasa por el centro del esternón y llega al punto llamado la horquilla (del mismo hueso),
donde van a unirse importantes músculos del cuello. Siguiendo nuestro ejercicio de dibujo
constructivo observamos que una línea vertical ha sido trazada con el propósito de establecer
el saliente de la cabeza. Luego una oblicua indica la inclinación del cuello y otras más marcan
los contornos de la masa del cabello, la posición del maxilar inferior, la inclinación de la cara,
el perfil de la nariz, etcétera.
Una vez plantada la cabeza en su justo lugar pasaremos a colocar los brazos. Veamos, por
ejemplo, el brazo derecho del modelo: está apoyado sobre la parte superior de la columna
cilíndrica; el plano de apoyo es horizontal, lo que nos permite comparar la oblicuidad de las
líneas que encierran a modo de caja el brazo; la articulación del codo coincide con la línea
vertical levantada en prolongación de una de las aristas del prisma colocado a la derecha de
la columna cilíndrica en que se apoya el brazo citado. Luego trazaremos las líneas que
encierran el antebrazo observando constantemente que éste es siempre más corto que el
brazo, por cuanto así lo determina su construcción ósea interna. Luego dibujaremos en forma
muy simple también la mano derecha que está unida con la izquierda. El brazo izquierdo está
encerrado dentro de líneas rectas, en posición oblicua. Le sigue el antebrazo, resuelto en
iguales condiciones.
Observemos que desde la articulación del codo izquierdo ha sido bajada una línea vertical
que coincide con la rodilla derecha, al mismo tiempo que se proyecta hasta la base para
indicar aplomo; en cambio, en la articulación de la mano izquierda con el antebrazo ha sido
trazada una línea recta en posición horizontal que sirve para delimitar espacio, al mismo
tiempo que como referencia para las oblicuas vecinas.
Advertimos que en el caso en que se desee dibujar un desnudo que ocupe totalmente el papel
sin componerlo con ningún cuerpo sólido, para efectuar la plantación del mismo se procederá
de igual forma, o sea dividiendo la altura del modelo en dos partes iguales como ya lo hemos
indicado y al mismo tiempo encerrándolo dentro de líneas geométricas simples para
acostumbrarse a construir el dibujo prescindiendo de cualquier detalle que pudiera distraer.
Conviene fijar de antemano la medida en que se desea realizar el dibujo del modelo de
desnudo para que no resulte al final con una medida inesperada. Para ello es bueno, aparte
del sistema de centralización por medio de diagonales, reservar un espacio conveniente en la
parte inferior y otro un poco menor en la parte superior del dibujo. Recuérdese que los
espacios libres del papel tienen también una función importante dentro del conjunto.
Tendremos sumo cuidado de no dejar espacios libres que resulten demasiado grandes a fin
de no perjudicar la importancia y el efecto del modelo.