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DERECHO PUBLICO - Relaciones Exteriores
POLITICA IMPERIALISTA
Los pueblos de la antigüedad vivieron en continua hostilidad con los países extranjeros y en
aquel tiempo los tratados de paz no fueron sino treguas entre guerras. Hasta la culta Grecia
desarrolló una política de hegemonía y de equilibrio. Roma ha sido imperialista y con
tendencias hacia la monarquía universal. Esta política absorbente pasó al Imperio de
Carlomagno y al Sacro Imperio Romano de la Nación Germánica. Pero la unidad temporal
halló un contrapeso en la unidad espiritual del Papado y en las aspiraciones nacionales de los
Estados que nacieron del caos medieval, los cuales, para consolidarse, se aferraron a la
soberanía absoluta como medio para combatir el sistema feudal. Durante el siglo XIX varias
potencias desarrollaron la política imperialista y de hegemonía. Entiéndese por
"imperialismo" no la forma imperial de gobierno, sino un sistema que demuestra poco respeto
por los derechos ajenos y que trata de imponer el propio criterio, aunque sea por la fuerza.
Los imperialistas desprecian las fórmulas consagradas por el uso. A veces una nación
imperialista se hace campeón del pacifismo, pero sin abandonar sus puntos de vista propios.
El lema del imperialismo es "subyugar o redimir".
Otra forma de la política exterior, propia de Estados poderosos, es la "hegemonía", que les
permite ejercer la preponderancia derivada de su potencialidad y, aunque no pretendan
desconocer los derechos de los Estados más débiles, gozan de primacía en las cuestiones de
interés común. La pendiente es peligrosa y la hegemonía conduce fácilmente al imperialismo.