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DECORACION DE INTERIORES - La casa para fin de semana
DEJEMOS ENTRAR EL JARDIN A LA CASA
Es una necesidad del hombre de nuestros días —necesidad aumentada por el ritmo de la
vida moderna—, la de estar en contacto con la naturaleza. El estar directamente con la tierra,
significa para nuestros organismos —artificialmente colocados entre montañas de cemento
armado y acero— una descarga que permite revincularse con su medio natural, del cual a su
vez obtiene nuevas y renovadas energías.
La proximidad de algo vivo, como una planta, por ejemplo, se percibe con matices sutiles,
pero peculiares y estimulantes. De aquí que la construcción moderna, funcional y destinada
a dar al hombre algo de lo que el hombre mismo se ha quitado en su afán urbanizador, tiene
presente al jardín como elemento de renovación y salud.
Hasta no hace mucho, la casa y el jardín eran elementos aislados. Su comunicación se
establecía por el pequeño hueco de una ventana o por el reducido espacio de una puerta.
Hoy, los arquitectos y los decoradores se han puesto de acuerdo para hacer que el jardín
pueda entrar en la casa o la casa salir al jardín. El resultado es una feliz combinación de
interiores que reciben la acción benéfica de las plantas vivas, de la luz directa, de las formas
y los colores de la naturaleza, con sus virtudes estimulantes y la directa expresión de su
frescura viva.
Las paredes que dan al jardín han desaparecido, o tienden a desaparecer. Las sustituyen
muros transparentes de ventanales, o mejor aun, puertas íntegramente construidas de
material transparente, sobre las que los cortinados y las persianas desempeñan las funciones
aislantes y opacas necesarias para las diversas actividades del hogar. A esas paredes
transparentes se aproxima más y más un jardín en el que el verde ha conquistado su propio
valor, su papel preponderante. Conocido es el efecto aislante y absorbente de las plantas
verdes y de los grupos tupidos de vegetación, y es fácil deducir el efecto calmante y aislador
que la proximidad de las plantas determina con esta nueva vecindad de la casa y el jardín.
Esa fusión del interior con el exterior permite aprovechar al máximo la belleza del día, las
variaciones del clima, las transformaciones del tiempo.
La luz y el aire ya no son intrusos en la casa, de acuerdo con las modernas tendencias, que
contrastan con las supersticiones de tiempos pasados en su contra. La creencia en los
espíritus malignos del aire nocturno, los efectos mágicos de la luz de la luna y de los rayos
del sol han sido sustituidos por una afirmación de fe en la naturaleza.
Confirmando este cambio se ha podido ver una habitación de niños en la que una gran parte
central del techo ha sido reemplazada por vidrios perfectamente transparentes, por los
cuales y desde el lecho se tiene una hermosa visión del cielo nocturno. Toldos y persianas
horizontales corredizas, permiten cerrar rápidamente esta ventana original que abre un
panorama nuevo a los ojos del hombre.
Pero volviendo al contacto de la casa y del jardín, es conveniente recordar que para lograr
este propósito no se requiere una gran extensión de terreno. Muy por el contrario. Basta una
pequeña franja de tierra para dar cabida a un prodigioso vergel, de húmedo verde, y cuyo
tamaño precisamente facilitará la tarea en razón inversa a sus proporciones.
Si el césped cubre totalmente el trozo de tierra dispuesto para jardín, es fácil trazar en él con
piedra el sendero necesario y bordearlo de plantas con flores de diversas alturas y destinadas
a florecer escalonadamente, con lo cual se puede disponer de plantas en flor por largos
períodos. Matas confusas de plantas entrelazadas dan una sensación más natural que las
plantas de hojas artificiales y tallos inflexibles y limpios de toda ramazón intrusa. Lo que
realmente se requiere es un conjunto vivo cuya proximidad traiga una voz nueva a la casa
otrora alejada de la naturaleza por muros y cerraduras.
Un jardín de este carácter, pequeño y fresco, presta otros muchos servicios a una casa. Es un
lugar de reunión encantador en las tardes y noches calurosas. Un té servido en él tiene
verdadero encanto. Los muebles necesarios no son caros ni muchos, y puede disponerse de
un lugar realmente nuevo con un poco de imaginación y empeño.
Los diseños de muebles especiales para jardín abundan en nuestros días. Cañas, bambúes y
maderas de colores claros constituyen tipos ya clásicos a los que hoy se agregan creaciones
especialmente diseñadas para reposo, sillones provistos de ruedas y fácilmente trasladables,
conjuntos de maderas modernas confortablemente acompañados de cojines y almohadones
que aumentan sus cualidades destinadas a dar confort.
Los toldos son también elementos decorativos de hermoso valor, pues sus tonos contrastan
generalmente con el verde natural, y dan relieve y alegría al lugar.
La arquitectura funcional de nuestros días se destaca precisamente por haber dado un valor
preponderante a los espacios abiertos que pueden destinarse a jardín, con lo que se ha
logrado incorporar a la casa un elemento de positivo valor desde el punto de vista de la
salud, la alegría y el goce de la vida.
EL JARDIN EN LA CASA. En estas dos ilustraciones se lo que puede hacerse teniendo
alguna galería. La pared que da sobre la misma ha desaparecido: solamente un gran vidrio
separa la casa, permitiendo con este sencillo procedimiento una nota de buen gusto y la
máxima visibilidad.
GALERIA ANTIGUA. Si la casa no es muy moderna, se puede, con las líneas y colores de los
muebles, modernizar todo el ambiente.