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DECORACION DE INTERIORES – Armarios
ORDEN EN LOS ARMARIOS
A simplificar la tarea, a evitar pérdida de tiempo y de energías debe tender la organización
de una casa.
La dueña de casa ordenada tiene en su favor muchos malos ratos ahorrados. La distribución
de la ropa en los armarios es de capital importancia y debe ser motivo de una atención muy
especial no sólo para llegar al ahorro de tiempo que mencionábamos antes, sino también
para defender su conservación. La ropa colocada con cuidado, bien doblada, que no es objeto
de malos tratos cada vez que debe usarse, dura lógicamente más y guarda una apariencia
mejor que aquella que es arrollada por el apremio del que busca algo infructuosamente.
Los estantes movibles dan la posibilidad de crear espacios de acuerdo con la necesidad, de
ahí que recomendamos los mismos para mejor arreglo de los armarios.
ARMARIOS PARA LA ROPA BLANCA. — Se dispondrá la ropa en pilas, que nunca deben
ser demasiado altas, para evitar su desmoronamiento. Las sábanas de uso diario estarán
separadas de aquellas que se tienen como reserva. Lo mismo se hará con las fundas, los
manteles, servilletas, paños de cocina, franelas, etc. El atar cada pila con una cinta ancha da
la posibilidad de mantener un orden perfecto. Nunca debe colocarse en los estantes
demasiado altos la ropa que se necesita frecuentemente; esos estantes pueden reservarse
para guardar la que está fuera de estación o fuera de uso por diferentes razones. La
mantelería debe ser atendida especialmente. Nada más desagradable que la presentación de
la mesa con un mantel lleno de pliegues.
Esto se evitará destinando un estante para colocar solamente los manteles, que se extenderán
en toda la longitud que el estante lo permita.
En un cajón, siempre que éste sea bien ancho y largo, estarán mucho mejor que en un
estante, ya que no se producirá el deslizamiento de un mantel al encimársele otro.
Tanto los estantes como las puertas, y si es posible la totalidad del mueble, se revestirán de
una tela blanca o con cretona en un tono pálido; con ello se contribuirá a dar al armario el
carácter pulcro, limpio y prolijo que debe tener.
EL ARMARIO PARA LA DUEÑA DE CASA. — La disposición de este armario difiere en
mucho de la del anterior. Si bien en el otro no son imprescindibles los cajones, sino por el
contrario son los estantes los que simplifican la tarea de ordenación, en éste los cajones,
grandes y pequeños, permiten distribuir las prendas de una manera más cómoda y prolija.
Puede tener en la parte superior un estante de igual largo que el armario, al que llamaremos
archivo. En el mismo se colocarán ya en cajas, ya dobladas aquellas prendas fuera de uso, así
como las sombrereras que guardan los sombreros fuera de época, y que por su calidad
conviene guardar. Estará dividido en dos partes: una destinada a colgar la ropa. Esta parte
tendrá un largo no menor de 1,20 m, para que la ropa caiga holgadamente. La otra parte
tendrá en primer término una estantería para colocar los sombreros de uso diario y una serie
de cajones de diferentes tamaños en los que dispondremos las diferentes piezas de ropa.
Si se careciera de cajones suficientes éstos pueden ser reemplazados por cajas, que para su
mejor presentación se forrarán de la misma tela con que se ha recubierto el armario.
También debe tener, para evitar otro mueble, el botinero: un espacio destinado a los zapatos.
EL ARMARIO DEL DUEÑO DE CASA.
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Al construir los armarios debiera tenerse en
cuenta, siempre, el uso a que los mismos estarán destinados. Como actualmente
dependemos la mayor parte de las veces del placard que no siempre tiene una disposición
cómoda, lo mejor es que recurramos a un carpintero y demos al mueble lo que le falta,
quitándole lo que sobra, para satisfacer nuestro plan de orden.
Siendo las prendas masculinas diferentes a las femeninas, la distribución y disposición del
armario del señor lógicamente difieren del de la señora.
Como el de ella, tendrá dos partes, si bien la destinada a colgar la ropa debe ser menos alta;
alcanzaría con 1 m. De ancho, en lo posible, tendrá 0,70 m.
Debajo puede haber una estantería especial para guardar el calzado; en el otro lado un
estante para los sombreros; debajo cajones para las diferentes prendas y en las puertas,
dándoles preferencia especial, varillas para colgar las corbatas sin que éstas sufran en su
forma.
Una tela a cuadros o a rayas puede servir para revestir el interior de este armario.
EL ARMARIO DEL NIÑO. — En el apartado dedicado al cuarto del niño hemos hecho
referencia a la disposición que debe tener el armario destinado a guardar exclusivamente
toda la ropa de los pequeños, mueble, sin embargo, de gran importancia.