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ASTRONOMIA - La Tierra
EXTERIOR DE LA TIERRA O ATMOSFERA
La Tierra está rodeada de una envoltura gaseosa denominada atmósfera. El gas de que está
formada se llama aire. Estudiaremos brevemente su composición, su altura y las regiones en
que se divide.
El aire se compone de oxígeno y nitrógeno, en la proporción constante de 21 volúmenes del
primero por 79 volúmenes del segundo; además, contiene vapor de agua, anhídrido
carbónico, los llamados gases raros (argón, helio, criptón, neón y xenón) y multitud de
partículas sólidas procedentes de la disgregación de la corteza terrestre, de los volcanes y de
los espacios interplanetarios; por último encierra también numerosos gérmenes vivientes,
conocidos con el nombre general de bacterias o microbios.
Antes se creía que el aire se elevaba tan sólo hasta los 80, o, cuando mucho, hasta los 100
kilómetros. Hoy se sabe que se eleva a mucha mayor altura. Los fenómenos usados para esta
determinación, son cuatro, a saber: la duración del crepúsculo, las nubes luminosas
nocturnas, las estrellas fugaces y las auroras polares.
1- Durante el CREPUSCULO, así matutino como vespertino, se presentan débiles arcos
luminosos de color azulado, debido a que la luz se difunde en las capas de aire de diferente
altura. Contando el tiempo transcurrido desde la puesta del Sol hasta las respectivas
desapariciones de sus arcos, se deduce por cálculo cuánto ha descendido este astro, y por
aquí se saca qué capas de atmósfera son iluminadas por los rayos solares tangentes a la
Tierra. El crepúsculo llega hasta los 100 kilómetros; luego hasta allí hay aire.
2- Las NUBES LUMINOSAS NOCTURNAS se deben a un polvo tenuísimo, desprendido de
las grandes erupciones volcánicas, como la del Krakatoa, en el archipiélago de la Sonda
(1883), y de la Montaña Pelada, en la Martinica (1902); las cuales, por hallarse a 100 y más
kilómetros de altura, reflejan durante la noche la luz del Sol.
3- Las ESTRELLAS FUGACES son porciones de materia cósmica que entran en nuestra
atmósfera a la enorme velocidad de 50 y más kilómetros por segundo, con lo cual se ponen
incandescentes y calientan los gases que encuentran a su paso, hasta hacerlos luminosos. El
fenómeno tiene lugar entre los 100 y 200 kilómetros de altura. Luego hasta allí llega el aire.
4- Por último, las AURORAS POLARES son luminosidades nocturnas, de variados colores y
caprichosas formas, que se presentan en las regiones polares por los efectos del bombardeo
de los rayos catódicos provenientes del Sol sobre la alta atmósfera terrestre. Según medidas
fotogramétricas del sueco STOERMER, estas luminosidades sobrepasan a veces la altura de
1.000 kilómetros. La conclusión, pues, es obvia: algunos de estos fenómenos se desenvuelven
hasta alturas de 1.000 kilómetros, y, puesto que sin la presencia del aire, muy enrarecido sin
duda, no se pueden producir, síguese de ahí que nuestra atmósfera se extiende, por lo
menos, hasta esas considerables alturas.