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ASTRONOMIA - Expansión del universo
OPINIONES CONTRARIAS
No se crea, sin embargo, que todos los autores comparten estas atrevidas lucubraciones de
Eddington y Lemaitre; y así Sir Jeans, aludiendo a la tentativa de evaluar la constante
cósmica para obtener como consecuencia la velocidad de dilatación del universo, observa
que este resultado, aun cuando interesante por abrazar los objetos de observación más
grandes y más pequeños que se conocen, es todavía materia de controversia y no puede ser
aceptado como seguro. Todas las dificultades pueden reducirse a las cinco siguientes:
1- De ser cierta la teoría de la expansión, no se ve cómo puede asignarse a las estrellas edades
de billones de años, según parecen exigirlo consideraciones de orden astronómico. Pues, en
efecto, la teoría de la expansión implicaría que todas las estrellas hubiesen estado al principio
amontonadas unas contra otras o que, en otros tiempos, concurrieran en una región limitada
del espacio para estar reunidas allí millones de años y que hasta época relativamente
reciente, al entrar en la última parte del total de su existencia actual, no comenzaron a
dispersarse. Si los movimientos con que parece se alejan de las nebulosas resultan
confirmados como reales, no se puede atribuir al universo una edad superior a unos pocos
millones de años.
2- La única razón en que
se apoya la teoría de la expansión del universo es que
la luz
proveniente de las nebulosas nos parece más roja de lo que normalmente debiera ser. Ahora
bien: además del movimiento, se conciben otras causas capaces de hacer que la luz sea más
roja: así, la luz solar se enrojece por la presencia de la propia atmósfera del Sol y, luego, por
su paso a través de nuestra atmósfera, como puede comprobarse a la salida y a la puesta del
Sol.
3- Según la teoría del universo de De Sitter, la distancia, por sí sola, produce un
enrojecimiento de la luz, de suerte que, aun cuando las nebulosas espirales se hallasen fijas
en el espacio, la luz aparecería más roja de lo que en realidad debiera ser, lo cual nos puede
llevar a la consecuencia de que dichos objetos astronómicos se aparten de nosotros no siendo
ello verdad.
4- Recientemente el doctor ZWICKY, del Instituto Tecnológico de California, ha apuntado
una interesante explicación del corrimiento de las líneas espectrales hacia el rojo, que
conviene tener en consideración. El autor dice que dicho corrimiento pudiera ser producido
por la atracción gravitatoria de las estrellas y las nebulosas sobre la luz que pasa por sus
cercanías, atracción de naturaleza idéntica a la desviación de la luz de las estrellas al pasar
por las inmediaciones del Sol y que puede ser observada durante los eclipses totales. La
explicación de este movimiento parece debe buscarse en las experiencias de Compton, las
cuales ponen de manifiesto que toda radiación se desvía y se hace más roja cuando encuentra
electrones en el espacio, como también se desvía y se hace más roja cuando sufre la acción
gravitatoria de una gran masa.
Para comprobar esta sugestión, TEN BRUNGGENCATE
analizó la luz procedente de
algunos cúmulos estelares, situados a igual distancia de nosotros, pero elegidos de suerte que
la cantidad de materia capaz de ejercer su atracción gravitatoria variase considerablemente
de un cúmulo a otro. Si el corrimiento hacia el rojo fuese debido a la dilatación del espacio o
expansión del universo, debiera tener el mismo valor para todos los cúmulos; pero la
observación demuestra que, lejos de ser uniforme, varía proporcionalmente a la cantidad de
materia que interviene, de acuerdo con la teoría de Zwicky. Ahora bien, como nada nos
obliga a suponer que los cúmulos globulares dé nuestra propia galaxia se alejan
sistemáticamente de nosotros, de aquí que la hipótesis del rápido alejamiento de las
nebulosas espirales pierde mucha solidez, dado que la teoría de Zwicky proporciona una
explicación plausible del corrimiento hacia el rojo.
5- Todavía existen otras razones que nos inducen a sospechar que el aparente alejamiento de
las nebulosas no es real. Por de pronto, la luz procedente de las nebulosas más próximas a
nosotros no es roja, sino más azul que la normal, y como para que la luz se haga azul es
menester que la fuente emisora se acerque realmente, de aquí que debe admitirse que esas
nebulosas se acercan a nosotros. Además, las velocidades aparentes de las nebulosas no son
absolutamente proporcionales a sus distancias. Así, por ejemplo: en los movimientos de
algunas nebulosas cuyas distancias se calculan en 7 millones de años de luz, se observan
diferencias de hasta 387 kilómetros por segundo para velocidades totales de 1.030 kilómetros
por segundo.