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ARTE - La pintura griega
La pintura griega no alcanza para nosotros la importancia a que llega la escultura, pero esto se
debe quizás a que la materia en que la pintura se desarrolla es deleznable y en consecuencia se
destruye fácilmente a través del tiempo. Sin embargo, como hemos visto anteriormente, a
juzgar por las decoraciones de los vasos griegos la pintura debió de ser sumamente importante.
Al hablar de escultura griega, vimos que en la Epoca del Hierro el Estilo Geométrico
desarrollado por los dorios sobre la base de los elementos esquematizados del último período
del arte micénico, sigue desarrollándose hasta la Epoca Arcaica, a fines de la cual vuelven a
manifestarse las tendencias naturalistas de los jonios.
Así, por ejemplo, en un principio (hacia 1000 a. de J. C.) los vasos que se encontraron en los
sepulcros de la Doble Puerta (Dipilon), en Atenas, y las terracotas de Beocia, ofrecen los
siguientes elementos formales en su decoración: línea recta, zigzag; triángulos; escaques; cruces;
cruz gamada (svástica) ; meandros; círculos concéntricos; franjas; círculos rayados; ausencia
total de abigarramiento de líneas, al contrario de la cerámica de Camares, que era la más
notable del arte micénico del período anterior; unidad formal; gracia severa; espíritu
constructivo; sentido monumentalista (hay piezas de cerámica de hasta 2 metros de altura). Los
colores preferidos son: marrón oscuro sobre el fondo amarillento de la arcilla, y barniz negro.
A esto se reduce la decoración en un principio, hasta que, poco a poco, se van introduciendo
figuras esquemáticas muy estilizadas, de tipo humano o zoológico, y muy pronto estas figuras
se disponen en el vaso sepulcral a la manera de un friso, en el que se va relatando la vida del
muerto.
De este modo, y a medida que con el transcurso del tiempo se va cumpliendo el camino de la
época del Hierro, el Estilo Geométrico va tornándose cada vez más naturalista, hecho que,
entre el 700 y el 600 a. de J. C., se ve favorecido por un verdadero renacimiento neomicénico
que se opera en la Jonia, y cuya influencia llega a Grecia mezclada a formas y gustos propios
del arte oriental.
La pintura ática primitiva, se manifiesta en la cerámica, fundamentalmente. En un principio,
coexisten los dos estilos: el geométrico, más o menos puro, y la mezcla de éste con la influencia
jonia-oriental. Temas mitológicos (Apolo sale al encuentro de Artemis, Lucha de Heracles
contra el Centauro, etcétera) son los preferidos. La llamada cerámica de Melos, es un ejemplo,
en su decoración, de esta pintura ática primitiva. Los colores son vivaces, y se ve especialmente
el marrón y el rosa. Conocemos de este tiempo un pintor, PIRRO, que firma un vaso. En la
pintura corintia se advierte la introducción de representaciones figuradas de animales y figuras
aladas, que antes eran ignoradas en Grecia y que documentan la intensificación de la influencia
oriental. En Corinto, un pintor, Chares, firma sus pinturas. En la pintura corintia más reciente
(siglo VI) se registra una renuncia a los ornamentos superfluos, una mayor claridad narrativa,
y un colorido más acentuado.
Para esta época, tres núcleos principales pueden considerarse en la pintura griega: el dórico en
la Hélade y el jónico en la Grecia asiática, cuyos temperamentos opuestos luchan por el
predominio de sus propios estilos. Y el ático (Atenas), en el que ambos llegarán, como
ocurriera en escultura, a fundirse y equilibrarse.