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ARTE - Pintura flamenca del siglo XVII
La pintura del siglo XVII en Flandes contrasta profundamente con el arte anterior. En manos
de PEDRO PABLO RUBENS (1577-1640) desaparece aquella sobriedad y finura del arte
flamenco, en un cántico a la plenitud de la vida, a la forma desbordante y jocunda, al goce de la
existencia feliz. Para espíritus delicados, Rubens no es el pintor predilecto. Su arte, como
hemos dicho, es más bien un arte externo, sin complicaciones metafísicas. Pero no puede
negarse que fue un gran pintor en la más amplia extensión de la palabra. Su obra es vastísima y
abarca todos los géneros posibles: retratos, paisajes, escenas históricas y religiosas, alegorías,
grabados, dibujos, decoraciones. Un crítico se expresa en la siguiente forma acerca de este
artista: "Las dotes que constituyen a un pintor de primer orden las posee todas: invención,
orden para arreglar sus temas, claridad del lenguaje pictórico, calor, movimiento, brillo; su
estilo, aunque carece de pureza, jamás carece de grandiosidad". Entre las obras más famosas
del artista se cuenta la serie de veintiún cuadros en que narra la historia de María de Médicis.
Es la crónica de un pintor cortesano que ensalza a aquella mujer en todo lo que podía
ensalzarla, hasta en el exceso y la morbidez de sus carnes.
RUBENS, MAESTRO DEL ARTE FLAMENCO. La suntuosidad de Rubens se pone de
manifiesto en esta tela, donde retrató a la familia de Sir B. Gerbier. Esta preciosa obra de arte se
conserva actualmente en la residencia real de Buckingham Palace. Pertenece a los soberanos de
Inglaterra.
PINTORES CONTEMPORANEOS DE RUBENS
JORDAENS (1593-1678) exagera la nota humorística por el exceso rebosante de la forma: sus
sátiros, sus campesinos, sus reyes son todos unos personajes grotescos, cuyo espíritu burlón se
desborda por todos los poros de su adiposidad.
Mucho más espiritual y fino que el mismo Rubens, es VAN DYCK (1599-1641), pintor de la
elegancia. Sus retratos, pues fue esencialmente un retratista, rebosan de distinción: cualquier
plebeyo que hubiese podido ser retratado por este hombre, hubiese alcanzado distinción, pero
nunca retrató plebeyos.
DAVID TENIERS (1610-1694) fue pintor de costumbres populares, quermeses, cabarets, danzas
al aire libre, dotado de una fidelidad y una sencillez encantadoras, como verdadero narrador
de toda una parte de la humanidad. Su arte rebosa optimismo y hasta sus personajes vulgares
parecen resultar ennoblecidos por este arte sano y jocundo.