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ARTE - La pintura flamenca del Renacimiento
Desde el siglo XIV comenzó a florecer   la pintura en Flandes. Brujas era el centro principal del
arte en los Países Bajos. En el siglo XV aparecen dos grandes artistas, los Van Eyck, de los que
puede decirse que en ellos el arte flamenco alcanza ya la perfección: HUBERTO (1366-1426) y
JUAN (1385-1441) VAN EYCK. Aunque se relacionan con la Edad Media, sobre todo por el
misticismo de sus temas, alcanzan ya la perfección técnica y el realismo de las grandes obras
del Renacimiento. La obra maestra de estos artífices es el gran retablo, de muchos cuadros, que
representa la Adoración del Cordero Místico. Es el retablo un tríptico, es decir, un cuadro
formado de tres partes: la central, fija al fondo del altar, y las dos laterales, como puertas que se
cierran sobre la parte de en medio; se ven pinturas en el fondo y en las dos hojas del tríptico
por ambos lados, de manera que, aun cerrado, la obra ostenta cuadros. Esta disposición
permite realizar numerosas pinturas de gran variedad que, sin embargo, presentan
homogeneidad por el asunto que las reúne. El aspecto de este retablo y, en general, el de toda
la pintura flamenca de la época, es el de las miniaturas: el artista copia fielmente su modelo y
se goza en la reproducción de los detalles más nimios: casi pueden contarse los cabellos de
cada figura.
Fueron los Van Eyck, igualmente, grandes retratistas y en estas obras aparecen las mismas
características que en sus cuadros religiosos. Si se traza un paralelo entre el arte de Italia y el de
Flandes, vemos que la característica del primero tiende a idealizar sus modelos, en tanto que la
pintura flamenca es profundamente realista; si para unos la belleza radica en la imaginación,
para los otros no existe más belleza que la realidad misma, la verdad desnuda.
HUBERT Y JAN VAN EYCK. "El Cordero místico". La Virgen. (Detalle). Pintura flamenca del
siglo XV. (Catedral St. Rayan, Gante)
ROGERIO VAN DER WEYDEN (1399-1464).-  Es el pintor del drama. Su Descendimiento de la
Cruz, que se guarda en el Escorial, revela todas las cualidades de la escuela flamenca, sirviendo
para realizar una obra tremendamente apasionada. No sólo supo reproducir las formas con
una precisión matemática, sino también la emoción, el dolor, la tragedia del instante terrible en
que Cristo es bajado de la cruz.
HANS MEMLING (1440-1494). — Aparece como un ángel de la pintura flamenca. Su arte es
diáfano y místico, como si fuese la expresión sincera de su alma desprovista de la materia. La
ingenuidad que se desprende de su obra nos conmueve profundamente. Por lo demás, pudo
ejecutar obras de gran aliento, como el famoso cofre de Santa Ursula que se guarda en Brujas.
THIERRY BOUTS (1410-1475).
— Más
realista y dramático; sus temas son valientes y en su
técnica recuerda a Van der Weyden.
HUGO VAN DER GOES (1445-1482) — No alcanza la ingenuidad de Memling, pero tampoco
es terrífico y dramático como otros pintores de quienes hemos hablado. Guarda un justo
equilibrio.