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ARTE - La pintura en la América hispánica
AMERICA DEL SUR
En el continente del Sur los focos principales de arte pictórico en la época colonial se
encuentran en Colombia, Quito y Perú. El introductor de la pintura en el Nuevo Reino de
Granada fue el italiano ANGEL MEDORO, que floreció de 1587 a 1612 en que pasó al Perú.
Otro italiano, FRANCISCO DEL POZO, después de haber trabajado en Valencia, aparece en
Tunja hacia 1605. Tres dinastías de artistas, ya autóctonos, pueden mencionarse: los Acero, los
Figueroa y los Vásquez Ceballos. BARTOLOME DE FIGUEROA, indio peruano, GASPAR DE
FIGUEROA y BALTASAR del mismo apellido. Alonso Acero fue el padre de ANTONIO
ACERO DE LA CRUZ, uno de los más famosos pintores santafereños. JUAN DE ACERO
floreció por los años de 1655. JUAN BAUTISTA VASQUEZ CEBALLOS, al parecer de Sevilla,
fue un artista dotado de gran vigor, pero el más notable pintor de ese país fue sin duda
GREGORIO VASQUEZ DE ARCE Y CEBALLOS (1638-1711). Temperamento equilibrado y
discreto, a la vez que profundo conocimiento de su oficio, revela este artista.
No muy abundantes son los pintores quiteños. Se señala entre los más antiguos a JUAN DE
ILLESCAS, que antes había estado en México; a LUIS DE RIVERA, a FRAY PEDRO BEDON y
a FRAY HERNANDO DE LA CRUZ. Pero los más valiosos son MIGUEL DE SANTIAGO y SU
sobrino y discípulo, NICOLAS JAVIER DE GORIBAR. Santiago supo el arte de agrupar
numerosos personajes, y Goríbar muestra en sus figuras una gran majestad y paños
sabiamente plegados.
Se dice que el primer pintor que trabajó en Lima fue el romano MATEO PEDRO DE ALESIO,
discípulo nada menos que de Miguel Angel. Después, aparecen FRAY FRANCISCO
BEJARANO, GREGORIO SANCHEZ, CRISTOBAL DAZA, que parece provenir de México, y
JUAN GOMEZ DE ELIZALDE. Se toma a CRISTOBAL LOZANO COMO el más notable pintor
limeño del siglo XVIII. A fines del siglo florecen el MAESTRO MATIAS y JOSE DEL POZO,
español.
La llamada "escuela cuzqueña" ofrece uno de los más interesantes aspectos de la pintura
colonial en América. No puede afirmarse que se trate de un arte popular, sino, más bien, de
una manifestación en que se conjugan por un lado el espíritu mestizo de la región —única del
Perú que ha sabido conservar la tradición indígena, así como en la escultura decorativa del
Titicaca y Arequipa— con el arte europeo. Es tal la personalidad de estos cuadros, el lujo de las
vestimentas típicas, la ingenuidad de su técnica, el aspecto peculiar de las obras, que no se
encontrarán semejantes ni en el arte glorioso de la pintura de Nueva España, ni en los maestros
consumados de Quito o Colombia. Como corresponde a una expresión verdaderamente
nacional, la mayoría de las obras son anónimas. Se registran algunos nombres que debemos
consignar para honor suyo y del continente: PEDRO DE SALDAÑA, JUAN OSORIO,
MARCOS ZAPATA, JUAN ESPINOSA DE LOS MONTEROS y LORENZO SANCHEZ.
El arte pictórico del alto Perú, hoy Bolivia, corre parejas con su magnífica arquitectura y con su
escultura decorativa. Desgraciadamente, los cuadros han sido lastimosamente repintados. Un
artista de gran originalidad, cuyos cuadros, en la villa de Potosí, pueden figurar al lado de los
grandes maestros es, MELCHOR PEREZ DE OLGUIN.