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ARTE - Pintura y escultura del Renacimiento en Alemania
Durante siglo XV, la pintura alemana se inclinó a imitar a los flamencos, sobre todo a la escuela
de los Van Eyck. Sin embargo, poco a poco va apartándose del estilo flamenco hasta llegar a
adquirir gran personalidad. El primer pintor de importancia, MARTIN SCHONGAUER (1452-
1488) es a la vez grabador, y esta dualidad ha de persistir en todos los artistas alemanes. Tres
grandes nombres brillan en el siglo XVI: Alberto Durero, Hans Holbein y Lucas Cranach.
DURERO es quizás el artista más importante de todo el arte alemán; posee una perfección
técnica extraordinaria, y una imaginación dotada de amplia perspectiva; siempre surge en él
una tristeza, un gusto por lo sombrío que se impone en su arte. Es grabador igualmente y la
técnica del grabado influye sobre su pintura, por cuya causa retratista y en toda su producción
aparecen los mismos caracteres, la misma precisión técnica.
HANS HOLBEIN (1497-1543) pasó la mayor parte de su vida en Inglaterra, especialmente
cuando gobernaba Enrique VIII, cuya figura, así como la de sus principales cortesanos, nos
dejó el artista en retratos de fama imperecedera. A la perfección del dibujo une la elegancia
especial que reviste a sus modelos de distinción exquisita. Nadie olvidará el retrato de Erasmo,
o el de Tomás Moro, o el del mismo Enrique VIII, más valioso como obra de arte, cuanto que
representa a uno de los más crueles tiranos que hayan existido. Holbein fue también grabador
y bien conocidas son sus ilustraciones para el Elogio de la Locura, de Erasmo, y para La Danza
de la Muerte.
LUCAS CRANACH (1472-1553) fue un artista personal que, si no llegó al genio de los dos
anteriores, alcanzó un sólido prestigio por su arte realista y su gusto delicado por las figuras
esbeltas y elegantes.
LA ESCULTURA ALEMANA DEL RENACIMIENTO
Gustan los alemanes de trabajar en esta época la madera, con mucha habilidad y sentido
plástico: los paños se pliegan profundamente y la interpretación de los trajes de la época es
perfecta. La escultura produce sillerías de coro, retablos y sepulcros, pero no llega a la
importancia que adquiere la pintura. Trabájase también la escultura en bronce, sobre todo en
Nuremberg, donde se crean obras de gran monumentalidad y realismo vigoroso.