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ARTE - La escultura del Renacimiento en Italia
La escultura italiana del Renacimiento comienza produciendo bellos relieves, como si fuera
una continuación del arte medieval, pero ofrece ya obras de un Renacimiento depurado, entre
ellas los bajos relieves del púlpito del baptisterio de Pisa, obra de Nicolás de Pisa. Las puertas
del baptisterio de Florencia, finamente esculpidas por Andrés de Pisa y, finalmente, el púlpito
de la catedral de esta ciudad, trabajado por el artista que lleva el nombre de Juan, del mismo
apellido.
El siglo XV produce un grupo de notables escultores. El realismo empieza a apoderarse de la
escultura, para florecer en obras en que parece que los hombres han sabido captarse a sí
mismos en una reproducción de lo que la naturaleza había creado. Además la técnica es
perfecta; algunos escultores parecen orfebres y a la inversa los orífices ofrecen obras de
verdadera escultura en metal.
GHIBERTI (1381-1455)
Fue el autor de las puertas del baptisterio de Florencia, en el lado del Norte y el del Este y de
bajos relieves en bronce con una infinidad de escenas en que los pequeños personajes se
agrupan armoniosamente, aunque todavía no aparece una ciencia de la perspectiva.
DONATELLO (1386-1466)
Es un gran retratista, que se goza en reproducir con paciencia de miniaturista los detalles de las
cabezas que le sirven de modelos; y cuando las arrugas parecen descubrir el secreto de la
fisonomía de un personaje, las reproduce en mármol con gran realidad. Donatello sabe
también crear estatuas monumentales, dígalo si no el Gattamelata, de Padua. A la sombra del
santuario de San Antonio, este guerrero cabalga en su pujante corcel y la belleza de las
proporciones y el acierto de la colocación hacen del conjunto algo admirable por su ritmo y su
elegancia formal.
Donatello ofrece el caso perfecto del artista que sabe estudiar y comprender el arte de los
clásicos, pero que, lejos de imitarlos servilmente, toma de ellos las enseñanzas inmortales y
sabe crear, él mismo, una personalidad propia inconfundible. Dijérase que con los recursos de
técnica que le da el arte clásico, él en sus personajes infunde su espíritu. En este sentido
Donatello es el artista perfecto del Renacimiento.
DONATELLO. Detalle de la estatua de Gattanaelata, hecha en 1444-47, figura ecuestre que se
conserva en Padua.
VERROCHIO (1435-1488)
Verrochio es célebre por una sola estatua: la del gran Condottiere Bartolomeo Colleoni, que
adorna la plaza de San Juan y San Pablo en Venecia. Todos los recursos del arte fueron
aprovechados por este artífice: la elegancia del caballo ricamente enjaezado, la actitud altiva y
orgullosa del mercenario, el rostro enérgico y cruel, todo se halla representado
maravillosamente y el conjunto es de una grandiosidad y de un buen gusto que marca una
época en el arte del Renacimiento. Se dice que Verrochio tomó el nombre de su maestro Julián
Verrochio, ya que él se llamaba Andrés de Cione.
LOS DELLA ROBBIA
Constituyen una célebre familia de escultores en la que se destacan Lucas (1400-1482) y Andrés
(1435-1525). Dos características marcan el arte de estos escultores: por una parte trabajan
escultura en cerámica esmaltada con la que logran bellos efectos de suavidad y de ternura.
Técnica adecuada a sus motivos, porque ellos gustan, sobre todo, trabajar la escultura de niños,
de pequeñuelos que decoran diversos edificios como el del Hospital de los Inocentes, en
Florencia. Además, la técnica permite recurrir a la policromía. No es que se llegue a la
policromía realista de los escultores españoles, sino que se emplea para resaltar ciertos efectos.
El arte de los Della Robbia parece contrastar por su gracia y delicadeza con el nombre que a
continuación estudiamos.